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En esta novela gráfica, nos encontramos con la historia de Romain Dutter, un coordinador cultural que lleva 10 años trabajando en la cárcel de Fresnes (Francia). Romain nos cuenta su experiencia como trabajador dentro de un centro penitenciario donde las condiciones no son para tirar voladores pero, a pesar de ello, gracias a su labor como coordinador cultural, ha podido acercar la música a los reclusos. Gracias a su experiencia previa en una cárcel de Honduras, comenzó a organizar conciertos en la cárcel como forma de evasión para los presos. A lo largo de la historia, nos va contando cómo comenzaron a desarrollarse conciertos en cárceles de todo el mundo, donde cantantes tan famosos como Johnny Cash o Metallica actuaron y la experiencia les sirvió como inspiración para grabar algunos discos. Por otro lado, también llegamos a entender el valor de la música para esas personas que se encuentran encarceladas que, en muchos casos, no tienen ningún otro tipo de distracción diaria. La música es una vía de escape de su realidad. Y es muy beneficiosa, en muchos sentidos. Esta historia me ha sorprendido gratamente y me ha gustado mucho pues me ha hecho reflexionar sobre la vida dentro de la cárcel y sobre el poder de la música. Siempre me ha llamado la atención cómo viven los presos en prisión y cómo sobrellevan el día a día cumpliendo sus condenas. Gracias a esta lectura, he podido vislumbrar el desarrollo de la vida diaria en la prisión, además de entender que el acceso a la cultura es un privilegio que todos debemos tener, independientemente de nuestra situación social. Me ha gustado mucho también ver los diferentes testimonios de los grupos de música que han actuado en la cárcel y cómo se sintieron al entrar, durante la actuación y posteriormente. En definitiva, una novela gráfica muy interesante, con unas ilustraciones muy guays y con un trasfondo de reflexión bastante relevante. |
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