El conde de Montecristo

Quienes no hayáis leído esta gran obra que hoy os traigo, por pereza o porque os impone respeto, hacedme caso y no lo posterguéis más, no sólo estáis ante uno de los grandes hitos de la literatura, si no ante una novela nada densa, ágil y de fácil lectura, que os mantendrá totalmente enganchados de principio a fin al no decaer de nivel ni de acción en ninguna de sus más de mil páginas.

La historia de Edmundo Dantés y su venganza tras ser injustamente encarcelado a manos de sus supuestos amigos, es un argumento de todos conocido, que ha trascendido de la literatura al cine en sus múltiples adaptaciones e igualmente al cultural popular. Escrito en el siglo XIX y ambientado en la Francia napoleónica, el trasfondo histórico y político, gran hándicap en otras obras del estilo, está maravillosamente encajado, sin desubicarnos de la trama y ensamblado de forma elegante y didáctica.

Aquí tendréis todo lo que se pueda pedir a una gran historia: junto con la gran venganza, tenemos romance, drama, misterio y aventuras por doquier, además de un agradable recorrido geográfico por la Europa del siglo XIX. En cuanto al elenco de personajes, nos hallamos ante uno de unos de los protagonistas más potentes de la literatura, un hombre totalmente cegado por la venganza como único estandarte de vida y rodeado de un elenco de secundarios maravilloso que no le va a la zaga. Cada una de las tramas adicionales se enmaraña alrededor de Edmundo de forma armoniosa, dejando en ocasiones al lector perplejo y desorientado, creyendo haberse saltado texto, o pensando en un “deus ex machina”, hasta que de repente, todo encaja. Además, Dumas hace partícipe en todo momento al lector en la trama, lo burla, lo interpela y juega con él a su antojo, haciendo de la lectura una experiencia sin igual.

El texto es fluido, cargado de diálogos, el ritmo de la acción vertiginosa, no dejan de pasar cosas, acabamos cada capítulo con el corazón desbocado, una narrativa muy visual, más que leer, parece que asistamos a una obra teatral. Un largo viaje con un final que os dejará el corazón encogido, no por la historia en sí, si no por despediros de unos personajes que pasarán ya a formar parte de vuestra vida.