El conde de Montecristo

La obra maestra de Alejandro Dumas es conocida como LA novela de venganza. Sin embargo, esa categoría es muy reduccionista y no le hace verdadera justicia a la obra. Su protagonista, Edmundo Dantes, es un marino prometedor, que tras ganarse la confianza de su empleador en los mares, regresa a su Marsella natal a desposarse con la mujer que ama, Mercedes, y aliviar la pobreza de su padre con dinero bien habido. Pero Danglars, colega envidioso que siente que es a él y no a Dantes a quien le corresponde ser ascendido, y Fernando, primo de Mercedes, enamorado de ella, complotan para incriminar a Edmundo como traidor bonapartista, y el juez Villefort, cuyo padre está de hecho involucrado en el complot, sella su destino enterrándolo en vida en el Castillo de If. Edmundo pasará 14 años sepultado en un calabozo antes de lograr volver al mundo de los vivos a hacer justicia.

Dumas despliega ante nuestros ojos un universo de personajes sumamente rico y variado: desde los bandidos romanos que dominan la Via Appia Antica, pasando por princesas griegas, delincuentes sin principios, jóvenes virtuosas y lo más selecto e hipócrita de la alta sociedad francesa. Nos pasea por Marsella, por las islas del Mediterráneo, por Janina, por París y por los carnavales romanos. Montecristo, avatar de Dantes resucitado, va tejiendo su telaraña en torno a sus enemigos y planeando su ruina. Sin embargo, también deberá enfrentar consecuencias indeseadas de sus actos, y deberá pagar con su conciencia los efectos que desencadena al jugar a ser Dios. Me pareció muy interesante la evolución del personaje a lo largo de la novela, desde una postura distante con respecto a la humanidad, hasta lograr establecer vínculos con otras personas, en algunos casos con aquellos que debían estar implicados en su venganza. Diría que más que la crónica de una venganza, es una historia sobre el perdón, la redención y la sed de justicia.

Párrafo aparte para Eugenia Danglars, un personaje secundario que aparece poco pero que me parece muy de avanzada para la época: una mujer con vocación de artista, que quiere ante todo libertad para crear y vivir a su manera, que tiene maneras varoniles, que tiene una relación muuuuy cercana con su amiga y profesora de música, y que rechaza el matrimonio por considerarlo un sometimiento innecesario para una mujer con medios propios.

Para quienes se sienten intimidados por este tipo de novelas extensas y muy famosas, les aseguro que es muy difícil soltarla una vez que uno la empieza a leer. Es uno de esos libros de los que se dice que se leen solos. ¡Así que anímense a la aventura, que no se arrepentirán!