Las hijas del Capitán

Las hijas del capitán en principio puede parecer un libro enfocado más a las mujeres, pero a medida que pasan los capítulos, esa idea se desvanece, ya que hay personajes masculinos con mucho peso en la trama.
Las hermanas Arenas son arrancadas de su hábitat y se ven inmersas en Nueva York, un lugar inmenso, desconocido para ellas y muy hostil. Cada una a su manera intenta hacerse un hueco en la gran ciudad americana, siempre bajo la atenta mirada de la madre, que en mi opinión, es el personaje más flojo del libro.
Las hermanas, Victoria la mayor, Mona (Ramona) la mediana y Luz la pequeña, llegan a esta Ciudad con mucha altanería e insolencia, un poco por las circunstancias, y poco a poco se van suavizando al conocer al resto de los inmigrantes que, como ellas, se buscan hueco lejos de su hogar.
Los numerosos secundarios (Fidel, la señora Maxi, los lavanderos...) dan al libro una gran viveza, y hacen que la lectura sea rápida y amena.

Quizás el principio del libro sea menos atractivo, pero hacia la mitad te engancha por completo, y el final es correcto, aunque tuve la sensación de que se cierra un poco rápido, al igual que la autora hace en otras novelas.
Me ha gustado bastante y es un libro que sí que recomiendo a todo tipo de públicos.


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