Pero ahora sé que el destino es la suma de todas las decisiones que tomamos en nuestra vida.
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Pero ahora sé que el destino es la suma de todas las decisiones que tomamos en nuestra vida.
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Nunca habría podido imaginar que la sensación de volver a tener una aguja entre los dedos llegara a resultar tan gratificante.
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Uno de los efectos del enamoramiento loco y obcecado es que anula los sentidos para percibir lo que acontece a tu alrededor.
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El mar me trajo aquella mañana sensaciones olvidadas entre los pliegues de la memoria: la caricia de una mano querida, la firmeza de un abrazo amigo, la alegría de lo compartido y el anhelo de lo deseado.
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Nuestros destinos pudieron ser éstos o pudieron ser otros del todo distintos porque lo que de nosotros fue en ningún sitio quedó recogido. Tal vez ni siquiera llegamos a existir. O quizá sí lo hicimos, pero nadie percibió nuestra presencia. Al fin y al cabo, nos mantuvimos siempre en el envés de la histria, activamente invisibles en aquel tiempo que vivimos entre costuras.
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Transitábamos como si no hubiera un ayer ni un mañana. Cómo si tuviéramos que consumir el mundo entero a cada instante por si acaso el futuro nunca quisiera llegar.
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Una máquina de escribir reventó mi destino.
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Hablaba con complicidad, con cercanía, como si me conociera; como si su alma y la mía llevaran esperándose desde el principio de los tiempos.
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Y entonces me besaba y yo creía bailar al filo del desmayo
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Atracción, duda y angustia primero. Abismo y pasión después.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?