Que te recuerden lo es todo.
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Que te recuerden lo es todo.
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[...] quizás todo lo que somos tiene una unión incomprensible con todas las cosas a las que vamos a querer en la vida.
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Había un silencio enorme en todos los sitios. Había un silencio enorme en mí, quizás, y yo lo arrastraba por todos sitios.
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Nunca llegaría a entender del todo cómo no existió hasta que existió, porque nos encontramos tanto casualmente y antes de eso no lo habíamos hecho nunca. Puede que lo hubiésemos hecho siempre, en realidad. Puede que nos hubiésemos cruzado en el metro y en la calle y en los bares sin vernos, pasando una a través de la otra, como fantasmas.
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Había querido besarla el primer día con el labio roto. ¿Se puede querer besar a una persona desde antes de saber que existe? Si Ro no hubiese existido nunca, una parte de mí habría querido besarla también igualmente, y si no hubiese existido ninguna, habría sido un deseo sin nombre, flotando solo. Habría sido oxígeno.
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Si las plantas tuviesen una voz, dirían: «las cosas grandes pasan los martes». Pero la historia es que la conocí un viernes. Lo recuerdo. Fueron los calcetines.
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Me has hecho existir doce meses, Haneul Hong.
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Hay veces que coinciden en el mundo dos personas poco importantes que viven algo extraordinario que nadie ve, pero viven, como los peces que acaban en la orilla y al final solos consiguen volver al mar. Que odisea tan silenciosa, si se piensa bien, para el universo.
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Te quiero, y nunca he querido a nadie así. Me has arruinado un poco al resto de seres humanos. Si no puedes llegar a fin de año, te traeré el fin de año, los años acabarán donde digamos tú y yo, el año no acabará nunca hasta que vuelvas conmigo.
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Existe un concepto social de lo que nos dicen que es una madre, y al lado de eso está la madre de cada uno. Pasa que la gente es gente antes de ser padre de otra gente.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?