Pobre gente

Novela epistolar en donde a través del intercambio de cartas entre los dos protagonistas, vamos conociendo los pormenores de sus vidas.

Makar Debushin lleva 30 años trabajando como copista en una oficina, le gusta pasar desapercibido y no tiene a nadie cercano a excepción de Varvara, una joven huérfana y familiar lejana que vive a poca distancia de Makar.

Entre los dos surge una estrecha y extraña relación a la que ambos tratan de aferrarse para sobrellevar su soledad y una existencia con pocas alegrías y muchas privaciones. Como hay una importante diferencia de edad entre ambos, que empieza a suscitar comentarios maliciosos, usarán las cartas como su principal medio de comunicación.

A través de estas notas expresarán sus esperanzas y sus decepciones, sus momentos de euforia y sus momentos de abatimiento. Es un retrato de una parte de la sociedad rusa del siglo XIX, la menos favorecida y que sólo aspiraba a ocupar un pequeño espacio en un piso compartido y sobrevivir a base de trabajos mal remunerados.

Es considerada la primera novela de Fiódor Dostoiewski, con la que ya alcanzó notoriedad y fama.

Pobres gentes, es una novela epistolar del genial Dostoievski, además fue la primera que escribió en 1847.

El autor nos cuenta la historia de un funcionario público de baja categoría llamado Makar Dévushkin, quien representa a esos empleados de la Rusia de mediados del siglo XIX que hacen su trabajo en las sombras, pasando desapercibidos y cuya remuneración es tan escasa que viven en situaciones deplorables, el mismo básicamente duerme en un rincón de una cocina en una pensión humilde.

Durante la lectura encontramos las cartas que Makar y Barbara intercambian, a pesar de que viven casi frente por frente, pero ella es una mujer más joven que él y ella siente una "especie" de amor paternal, y así carta a carta ambos se cuentan sus infortunios ya que ella también está arruinada, sumida en la pobreza y comienza a sentir que su salud no es buena.

Así que Makar empieza a desarrollar su faceta de escritor y el sentimiento que siente hacia Bárbara le sirve como "catalizador" para animarle a escribir y tener una pequeña esperanza en medio de una vida de desgracia.

Los problemas comienzan cuando Makar quiere ayudar económicamente a Bárbara, lo que lo lleva a un patetismo extremo, pues él no tiene ni para comer.

Engañandose a sí mismo y a los demás intenta conseguir dinero de las formas más imposibles; sucumbe al vicio del alcohol y entonces descubrimos en la lectura tintes psicológicos muy interesantes.

Pero no solo vemos la realidad de estos dos personajes, cada uno tiene un círculo íntimo de conocidos que viven también en la pobreza, y a través de sus cartas podemos conocer más de ellos, ampliando la visión de la realidad de la gente pobre y miserable de la Rusia de aquellos años. Dostoievski hace énfasis en la peor de las pobrezas, la del funcionario público.

El libro es fácil de leer, muy realista, que te hará pensar y reflexionar, muy bien narrado de forma en ocasiones tan surrealistas que acabas riéndote a carcajadas, es que ni en un libro de humor te ríes tanto, porque ambos personaje sufren tantas penurias, que la risa es por no llorar, son dignos de lástima, y para colmo los dos tomarán drásticas decisiones abocados por su penosa situación económica.

¿Podrán la inteligencia y bondad de ella y el altruismo de él cambiar su situación? Pobre gente...

Makar lleva treinta años dedicado a la tediosa y anodina tarea de copiar documentos para el estado ruso, sin poder por ello llevar una digna existencia, como cabría esperar de una vida entera dedicada a tal oficio.
Sumido en la más absoluta miseria y relegado a un miserable rincón de la cocina de un bajo, el único aliciente para alcanzar cierta mejora espiritual lo encontrará en la literatura, y más concretamente en la aplicación de la misma en las cartas que intercambiará con Varvara, una joven pariente lejana.

Querido Fiòdor M. Dostoyevski:

Con la lectura de ésta, tú primera novela publicada, escrita en formato epistolar, me sigo adentrando en esta obra tan rica que nos legaste, y me preguntó: ¿cómo pudiste armar una obra tan profunda y de tal calado social cuando solo contabas con unos veintitrés años?
Y es que en 'Pobre gente' se atisba cierto nivel de novela psicológica que más tarde perfeccionarás, pero sin duda se enmarca en esta primera etapa tuya como escritor, algo más luminosa, que la que vendrá tras tu destierro a Siberia, ¡qué mal lo debiste pasar!
Qué magnífica representación de la miseria y la pobreza de la Rusia de la época. Por un momento la continúa descripción del más absoluto desamparo en que se encuentran Makar y Varvara, y de cómo queriéndose ayudar, no les es posible, me llegó a parecer un poco redundante. No te lo tengo en cuenta por la magnificencia del resultado general.
Una vez más, me atrapas en una lectura hipnótica, que leo con el corazón encogido. Parte de la adicción que la correspondencia intercambiada entre tus dos protagonistas genera, creo que se encuentra en esa acertada ambigüedad que define la relación entre ambos, sin tener muy claro si de un amor paternofilial o romántico se trata.
P. D.: ¿Por dónde sigo yo ahora con tu obra? La verdad es que hacerlo cronológicamente y leer 'El doble' me atrae enormemente. Pero, ¿por qué no hacerlo con 'El idiota' o 'Los demonios'? ¿O directamente con 'Los hermanos Karamázov?

Una historia tierna en la que sus protagonistas comparten sus alegrías y (sobre todo) sus penas, a través de una serie de cartas escritas desde el corazón.
“Pobre gente”, publicada en 1846, fue la primera novela que escribió Dostoyevski. Esta obra fue recibida con notable éxito y posicionó al escritor ruso como el creador de “la novela social”, según el crítico Visarión Belinski.
Cuando comencé a leer las primeras páginas, quedé gratamente sorprendida al encontrarme ante una novela epistolar, escrita con una sensibilidad y delicadeza. Los personajes protagonistas son realmente “pobre gente” que apenas cuentan con los recursos suficientes para sobrevivir, pero que valorar ante todo su dignidad y amor propio. Se encuentran en una situación complicada y han encontrado refugio en la literatura y los libros. En este sentido, son varias las citas que incluyen a lo largo del texto, con respecto a obras de autores como Pushkin o Gógol (destacando en este último caso, la obra “El capote”).
El estilo es espontáneo y muy natural, ya que Varvara y Makar, los protagonistas, vuelcan sus sentimientos e impresiones en el papel de forma espontánea, sincera, y dejando fluir su pensamiento, lo cual ha hecho que los perciba a ambos muy cercanos e incluso entrañables. Las cartas son el único medio que tienen para hacer frente a la soledad de sus vidas, aquello que les permite compartir sus desgracias intentando encontrar consuelo en los escasos momentos de efímera felicidad. Por otra parte, Dostoyevski intercala otros pequeños dramas en los que demuestra su habilidad para profundizar en las emociones humanas.
Algunos fragmentos me han parecido realmente conmovedores y el final me ha dejado con una sensación de desasosiego. Esta lectura me ha hecho reflexionar sobre lo difícil que debe ser mantener el optimismo en situaciones de pobreza y desesperanza. Cuando la vida se ve invadida por adicciones como el alcohol o el juego, cuando se carece de dinero y de familia, cuando no se encuentra apoyo ni aliento suficiente para continuar ¿de dónde surge la fuerza para luchar?. También me ha recordado el significado del honor, la honestidad, la lealtad, la amistad y la generosidad en un mundo en el que “la desgracia es una enfermedad contagiosa”.

Pobre. Una palabra con tanta fuerza y a la vez lleva en cada una de sus letras el peso del dolor. Se nace pobre, se es pobre. Una condición inherente a la condición humana y a la vez tan dependiente de ella, que es difícil separarlas, analizarlas, estudiarlas, modificarlas, o mejor aún, se prefiere asumir que no existe, negar la realidad de su destrucción, porque acercarnos a ella presupone el encuentro con la vulnerabilidad, la enfermedad, la muerte, la condición humana en todo su esplendor, en todo su horror.

Dostoyevskii con esta novela nos invita a entrar en cada una de sus habitaciones, habitar la pensión de lo Pobre y encontrar en cada espacio la causa y consecuencia de ella, enfrentarnos a la ira que viene con la decadencia, a la muerte que viene con la carencia, a la injusticia que acompaña la tristeza, a la soledad que guía el hambre, al llanto que matiza la peste y el hedor de un cuerpo humano en proceso de descomposición mental, emocional, económica, social y corporal.

Pobre gente es un grito a la conciencia, o un llamado de atención a una historia que se repite, que solo se omite de los libros de historia por conveniencia o se cubre con metáforas y alegorías para hacer que el lector la digiera más fácil y no le cause malestar y no lo indigeste con realidad, solo que a Dostoyevskii le importa poco tu conmoción interior, solo eres una presa, alguien a quien cazar, pues con cada uno de sus palabras, con sus párrafos bien construidos, te confrontará con la oscuridad que te habita y te hará dialogar con tu interior para que en cada libro que leas, aquí es con los pobres, te empapes, te identifiques, te cuestiones, sufras, llores y luego decidas si sucumbes al dolor o sales a salvar el mundo.

Pero tranquilo, porque en la medida que te ayuda a cavar el foso en donde podrías enterrarte en el dolor, te susurra al oído que lo bueno también tiene cabida, que la esperanza siempre es una opción, que el amor es el motor y que las pequeñas buenas acciones siempre tienen su merecida recompensa, buena o mala, eso ya queda al criterio del lector.

Pdta: «un pobre siempre será un pobre con todas sus consecuencias».