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ISBN : 153971120X
50 páginas
Editorial: CreateSpace Independent Publishing Platform (24/10/2016)

Calificación promedio : 4.12/5 (sobre 41 calificaciones)
Resumen:
En un breve prefacio a estas Memorias del subsuelo, su autor nos advierte que, si bien son imaginarias, su protagonista reúne de manera inevitable una serie de rasgos propios de su época: «… individuos como el autor de estas Memorias no sólo pueden existir, sino que por fuerza han de darse en nuestra sociedad, si se hace cuenta de las circunstancias en que, por lo general, esa sociedad nuestra se desenvuelve». De este modo, Dostoievski nos relata que el hombreci­llo... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (11) Ver más Añadir una crítica
MarioG17
 11 May 2020
Memorias del subsuelo, de Fiódor Dostoyevski, es un libro que se preveía complicado, porque Dostoyevski siempre impone. Sin embargo, el estilo directo y afilado que al autor emplea en esta novela facilita muchísimo su lectura y la hace más que atractiva. Dividido en dos partes, habiendo en la primera solo recuerdos, filosofía e instrospección, es en la segunda donde se narra una anécdota en la que el protagonista pondrá toda su atención (además, es a partir de la segunda parte donde empezamos a encontrar diálogos, inexistentes en la primera parte).

“Soñará que un día volará a su palacio de cristal”, cantaba Bordon 4. Y sé que aparentemente no pega nada esa canción en esta reseña, pero es que Dostoyevski habla en determinado momento de un palacio de cristal, en este caso de uno que se expuso en la Exposición Universal de Londres en 1862 y a partir del cual desarrolla la segunda parte de la novela.

De Dostoyevski ya leí El jugador en segundo de bachillerato hace unos años, y le verdad es que fue de las mejores lecturas de ese curso, solo que no lo supe apreciar entonces y lo hago ahora. Memorias del subsuelo se diferencia de El jugador porque este libro tiene un cariz más personal, más de memorias, aunque no deje de tratarse de una novela.

Al comienzo del libro, el protagonista se nos presenta como un ser enfermo y malvado, tal y como pone en la cita que encabeza esta reseña. Pero con el paso de las páginas vamos descubriendo la verdadera personalidad del protagonista que, o bien no está enfermo porque se parece a nosotros… o bien nosotros lo estamos al igual que él y por eso no vemos diferencias. Salvando las distancias y sobre todo el salto de la época en que fue escrita esta novela, el personaje que nos presenta y analiza Dostoyevski es curioso a más no poder, pero no por ello pierde actualidad.

“Todo grado de conciencia es una enfermedad”, dice Dostoyevski, que por otro lado defiende de forma acérrima la razón, la cualidad que diferencia al ser humano, un ser humano del que el protagonista habla hasta la saciedad en la novela, escarbando en lo más profundo, sacando la suciedad y mostrándonosla triunfal. Y qué es el hombre despojado de deseos y voluntad, se pregunta Dostoyevski. Pues, precisamente, un despojo, respondo yo con todas las de perder.

Esta novela está plagada de referencias filosóficas en las que el protagonista nos define al hombre con dos características: es un ser bípedo e ingrato, cuyo peor defecto es tener mal carácter. Directo al grano nuestro amigo Fiódor. Esto no es raro cuando vemos que el propio protagonista se autodenomina un hombre salido del subsuelo y por ello se dispone a hacer todo aquello que muchas veces se le prohíbe al ser humano, como hablar y dar a conocer. Sin embargo, no sabemos cuándo el protagonista habla en serio y cuando en broma, él mismo lo reconoce.

Lo que claramente no es una broma es la misantropía aguda que padece el protagonista y que muestra en la segunda parte de la novela, en una reunión con antiguos compañeros a los que odia y por los que es odiado. Sin embargo, y aunque parezca mentira, dentro de nuestro enfermo y malvado protagonista hay un halo de luz, pues también convive en él el amor, como cuando entabla una conversación con una prostituta y la anima a salir de allí y crear una familia antes de que sea demasiado tarde.

Entre rencores y palacios de cristal, Dostoyevski mueve a su antojo y con gran habilidad narrativa a este protagonista y, subrepticiamente también, a los lectores.
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Guille63
 08 March 2023
Sumergido en la primera parte de la novela, pensé muchas veces que la obra llegaría a encabezar la lista de mi personal Olimpo literario cuya etiqueta bien podría ser la de literatura a martillazos, con permiso de Nietzsche, pensador que se paseaba por mi mente bastante a menudo mientras duró su lectura. Me refiero a ese tipo de literatura nada complaciente ni con el lector en la forma ni con el retrato del ser humano en el fondo. La literatura que azota conciencias, que remueve subsuelos, que no deja títere con cabeza, y que además lo hace de forma nada sutil ni soterrada, vomitando golpes, desde la pasión o la rabia o la desesperación.

Sentía respeto por su atormentado y contradictorio protagonista, capaz de reírse de sí mismo, de no tomarse en serio; ese individuo que, tras expresar su frustración con toda la pasión de un hombre desesperado, podía finalizar su discurso con un “bah, y qué importa en el fondo todo esto”. Podía empatizar con su infelicidad, con ese, que dijo George Steiner, que es "El hombre de las grandes profundidades (que) posee la inteligencia sin la potencia, el deseo sin los medios."... y, quizás lo peor de todo, la conciencia de todo ello.

Esa conciencia que nos hace reflexionar sobre nosotros, sobre el mundo, que nos hace indagar sobre lo bueno y lo malo, esa conciencia que, como nos dice Dostoievski, si está hipertrofiada como la del hombre inteligente, no nos lleva sino a un callejón sin salida, al absurdo de la vida, a la ausencia de "principios fundamentales, bases con las que asentarse" y, por consiguiente, a la inacción y al aburrimiento existencial.

Es imposible no esbozar una sonrisa triste y cómplice ante la postura de este funcionario que desgarra sus ropajes ante nosotros. ¿Que tenemos conciencia? Pues asumámoslo hasta las últimas consecuencias: que se imponga nuestra voluntad, nuestro afán de independencia, el poder que confiere estar por encima de todo y de todos. Si nos da porque 2+2 son cinco, pues cinco serán. Hay que desterrar la razón. Asumamos la mayor rebeldía posible ante la naturaleza que se nos impone, vayamos contra nosotros mismos, seamos malos con los que podemos, humillémonos con los que nos pueden y suframos por lo uno y por lo otro, y, lo que todavía es aun más revolucionario, disfrutemos de ese sufrimiento, sintamos placer en sumergirnos en el fango, aunque sea el placer de la autocompasión, y volvamos a despreciarnos por ese placer y volvamos a disfrutar de ese mismo desprecio.


Pero llegó la segunda parte, donde todo lo dicho hasta ahora se vuelve parodia, donde alcanzamos a comprender todo el patetismo de este ser que quiere ser él sin serlo, que llena su desprecio del mundo con unas fantasías delirantes e hilarantes. Su rebeldía contra la naturaleza, esa voluntad que todo lo puede, no era más que la imposibilidad de alcanzar lo que anhela y que solo consigue en sus fantasías. Es el retrato de un cobarde que se desprecia despreciándonos a todos.

Del respeto por el personaje pasé a la solidaridad con este ser desdichado e impotente, a la compasión ante su debilidad, ante el sufrimiento que comporta su exacerbado egoísmo; ante su imposibilidad de amar o de vivir en el amor. Cómo no apiadarse de esa necesidad de castigo, de humillación por parte de los otros que redima aunque sea infinitesimalmente la culpa que arrastra, culpa que reconoce como suya sin ser suya. Quien puede no justificar ese rencor y deseo de venganza contra todos, pero, sobre todo, contra sí mismo que le impide aprovechar las pocas oportunidades que se le presentan y que el único pecado que cometió es no saber vivir.
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Jaimurris
 21 June 2023
Han pasado varias semanas desde mi lectura de este libro y he visto que con cada una de ellas, en lugar de perder el interés en él y simplemente olvidarlo, se ha mantenido pululando por mi cabeza. La esencia de la novela me ha recordado en cierta manera a El guardián ente el centeno, aquel polémico libro de Salinger sobre las andanzas de un adolescente malcriado por Nueva York tras ser expulsado de su instituto, aunque a mi parecer el de Dostoyevski lo supera con creces, tanto en estilo como en planteamiento. Y no me malentiendan, El guardián es una de las novelas que más me ha marcado y que guardo con mucho cariño, pero lo cierto es que el protagonista de esta me ha parecido tremendamente real, pudiendo en algunos momentos sentirme identificado con él (muy a mi pesar).
Lo que consigue el autor ruso con esta novela me parece impresionante: a través de un protagonista que nos repugna nos hace entender un poco más algunos comportamientos que, a priori, podrían parecer inexplicables en una persona "normal", y es que a medida que avanzas en las páginas no puedes evitar reflexionar sobre lo que te explica el protagonista, y darte cuenta de que tal vez su narración en primera persona esconde sentimientos que él no quiere admitir, o que tal vez no entiende.
En conclusión, esta novela es una obra brillante que te hará pensar y reflexionar durante varios días, y que dudo que vayas a olvidar con facilidad. Leyendo a Dostoievski me pregunto por qué en la educación la literatura realista se explica como algo imponente y aburrido, recayendo en el tópico de que se basa únicamente en la descripción duradera de pequeños detalles y que no cuenta grandes historias, cuando realmente se trata de obras de gran intensidad, que tan pronto te hacen reír como llorar. Y ahora, una vez leídas varias obras menores (al menos en tamaño, ya que me cuesta pensar que en calidad también lo sean) del autor no puedo esperar a leer las más destacadas.
Y vosotros, ¿habéis leído a Dostoyevski?
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Queridobartleby
 31 March 2019
El inicio del libro anticipa el tono de la obra:

"Soy un hombre enfermo... Soy un hombre rabioso. No soy nada atractivo. Creo que estoy enfermo del hígado..."

Es una obra "oscura" en la que influye la compleja situación personal por la que atravesaba en 1864 Dostoievski: fallece su esposa María Dmítrievna en abril y tres meses después su hermano y confidente, Mijail. Se tiene que hacer cargo de la viuda y los cuatro hijos, además de unas deudas considerables.

Tiene que trabajar sin descanso para poder sobrevivir, en su labor periodística y como escritor. A ello hay que añadir la epilepsia que padecía y el complicado momento político y social; se producen revueltas e incendios en San Petersburgo donde intelectuales rusos están en el punto de mira, entre ellos nuestro autor.

No hay tampoco que olvidar su encarcelamiento y los trabajos forzados que había sufrido años atrás por formar parte del Círculo Petrashevski. Grupo de intelectuales progresistas simpatizantes del socialismo utópico, opuestos al zarismo y la servidumbre en Rusia. Cuando fue liberado por el zar Alejandro II, sintió cierta adhesión a él. Por otra parte, su postura ideológica se fue acercando a los "conservadores eslavófilos" y alejando de los "nihilistas" o "liberales".

Consta de dos partes bien diferenciadas. Una primera, donde el narrador y "hombre del subsuelo", comienza a contar sus memorias, en un monólogo que casi parece un diálogo al interpelar a una posible audiencia, en este caso los lectores. No tiene identidad concreta, sabemos que tiene cuarenta años y ha sido funcionario gran parte de su vida. En ella observamos a un hombre enfermizo, lleno de contradicciones y conflictos internos, que va saltando de unos temas a otros, eminentemente filosóficos y metafísicos.
La segunda parte, más narrativa, el narrador se retrotrae a veinte años atrás para contar unos sucesos humillantes que influyeron en él de tal manera que transcurridas dos décadas sigue recordándolos igual que si los estuviera viviendo.

Es un libro extraño y complejo que apunta en múltiples direcciones, pero destaca la crítica que Dostoievski plantea sobre el funcionario, el pseudo progreso y el mal uso y abuso de la ciencia.

El hombre civilizado es orgulloso, ambicioso, egoísta. Triunfa el espíritu del funcionario que ambiciona ascender en el escalafón sin importar como; perece en cambio, el viejo espíritu comunitario del pueblo ruso.

Se había establecido un sistema de tablas dentro del funcionariado, organizado con un elevado número de grados y escalafones por los que se iba ascendiendo. El funcionario parecía vivir únicamente en función de ello, sin importar a quien humillar para conseguir sus metas; tanto a propios compañeros como a ciudadanos que atendían.

Dostoievski defendía la ciencia y el progreso pero no a toda costa. Mayor conocimiento científico y progreso para elaborar tablas era absurdo. Catalogar y racionalizar todo implicaba un alejamiento de la comunidad.
El "hombre del subsuelo", a pesar de haber abandonado su puesto de funcionario hace años, sigue influido por la mentalidad de funcionario. Otro rasgo del funcionario es la soledad al no poder tener amigos y tampoco en quien confiar en los momentos difíciles.

El antihéroe atormentado vive en la oscuridad, debajo del suelo, escondido, semeja un insecto en claro paralelismo con el escarabajo de "La Metamorfosis" de Kafka.
Su enemigo es su doble, es decir, su conciencia. Tema clave también en el libro. Según Dostoievski la propia conciencia es una enfermedad.

Para el autor, el Humanismo ha fracasado. La vida es más trágica de lo que plantea la visión humanista. Defiende la postura de un Realismo trágico. En la segunda parte de la obra parece ir más allá del Realismo, acercándose al Naturalismo en el tema de la prostitución y la concepción Determinista.
Otro rasgo destacable es el tono irónico que Dostoievski emplea en la obra, un tono que se acerca en ocasiones al histrionismo, la parodia y el esperpento.

En poco más de cien páginas Dostoievski deja una de las primeras obras importantes, antesala de sus obras maestras.

Enlace: https://queridobartleby.es/f..
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Vanevska
 28 November 2021
Otra gran lectura de este gran escritor, considerada una de las obras clave de la literatura rusa.

Básicamente, " Memorias del subsuelo" narra la existencia gris de un funcionario anónimo. El minucioso retrato psicológico que Dostoievski hizo de este personaje permite al lector entender qué es lo que debe esperar de él tras las primeras páginas; y, pese a ello, nos seguirán sorprendiendo gratamente su comportamiento y su forma de actuar hasta que acabemos la novela. En otras palabras: Dostoievski acota la caracterización del «habitante del subsuelo», pero en ningún momento eso hace que sus acciones se vuelvan predecibles. Y es gracias a este margen para la sorpresa, precisamente, donde radica el poderoso giro final con que Memorias del subsuelo se cierra.

Esta obra es precursora del "existencialismo" , anticipa ideas modernas como la psicopatía, está dividida en dos partes diferenciadas:
- la primera llamada "el subsuelo" y la segunda "a propósito del aguanieve" que consta de 10 capítulos.

Narrada de forma más convencional, a modo de pasaje de novela, alberga diálogos, además de las descripciones de acciones y situaciones.

Resaltar que el "habitante del subsuelo" es UN SER DESPRECIABLE, ya que nuestro protagonista apenas tiene aspectos redimibles. Pero él mismo lo reconoce, lo que para el lector nos hace reflexionar sobre lo que le pasa y lo que siente.
Y, según él mismo, es su forma de ser la que le eleva frente a los demás.
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Las críticas de la prensa (1)
elperiodico15 March 2023
Este libro marca la primera aparición de sus demonios interiores. El hombre anónimo del subsuelo es ese monstruo que todos llevamos dentro y al que el escritor libera en este relato.
Leer la crítica en el sitio web: elperiodico
Citas y frases (15) Ver más Añadir cita
AvendanoJohnAvendanoJohn17 June 2021
En casa, principalmente me dedicaba a la lectura. Deseaba silenciar con las sensaciones externas todo cuanto hervía incesantemente en mi interior. Y entre éstas, la única posibilidad que me quedaba era la lectura. La lectura, claro está, me ayudaba mucho; me conmovía, me satisfacía y me atormentaba. Pero a veces, me aburría terriblemente. Pues a pesar de todo, me apetecía hacer cosas y no estarme quieto; entonces era cuando me sumergía en la perversión más oscura, subterránea y mezquina; mejor dicho, no se trataba exactamente de una perversión, sino de la ruindad más baja. Mis mezquinas pasiones eran agudas y ardientes a causa de mi eterna y enfermiza irritabilidad. Tenía arrebatos histéricos, con lágrimas y convulsiones incluidas. Nada me quedaba excepto la lectura; es decir, nada de cuanto me rodeaba, o hacia lo cual yo pudiera sentirme atraído, me infundía respeto. Por si fuera poco, me sobrevenía la melancolía; me arrebataba la sed de histéricas contradicciones y contrastes; llegando a este punto me entregaba al libertinaje. Pero no vayan ustedes a creer que digo todo esto para justificarme… ¡Bueno, no! ¡Sí, he mentido! Precisamente lo que pretendía era justificarme. Y esta observación, señores, es de uso personal. No deseo mentir. He dado mi palabra.

En solitario, a escondidas, y por las noches, me entregaba a la depravación con temor, suciamente, y con una vergüenza que no me abandonaba ni en los minutos más repugnantes, en los que incluso llegaba a maldecirme a mí mismo. Por aquel entonces ya llevaba el subsuelo en el alma. Me aterrorizaba la idea de que algún conocido pudiera verme; que pudiera encontrarme con alguien y ser reconocido. En aquella época solía frecuentar lugares bastante lúgubres.

En una ocasión, cuando por la noche pasaba junto a una pequeña taberna, vi a través de una ventana iluminada, cómo junto a la mesa de billar se peleaban unos señores, y cómo después, lanzaban a uno de ellos por la ventana. De ser otros tiempos, me habría sentido muy mal; pero en aquel momento me sorprendió que incluso llegara a envidiar al caballero que lanzaron por la ventana; hasta tal punto le envidié, que entré en la taberna, y me dirigí a la sala de billar: «A ver si me peleo, pensé, y después, también me lanzan por la ventana».
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JaimurrisJaimurris25 April 2023
Es posible que proceda a vengarse, pero muy de vez en cuando, en pequeñas dosis, a hurtadillas, de incógnito, sin tener confianza ni en su derecho a vengarse ni en el éxito de su venganza, y sabiendo de antemano que con todas sus tentativas de vengarse sufrirá cien veces más que la persona de la que desea vengarse, y que esta, muy posiblemente, no va a enterarse.
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LavidamurmuraLavidamurmura22 November 2021
Hasta tal punto estamos desligados de la vida, que hasta sentimos aversión hacia la auténtica vida viva y no soportamos que nadie nos la recuerde. Hemos llegado al extremo de tomarla por un trabajo, como si de un servicio se tratara, y en nuestro fuero interno nos persuadimos de que es mucho mejor vivir conforme a los libros. ¿Y qué andamos frecuentemente escarbando por ahí, de qué nos encaprichamos, y qué es lo que pedimos? No lo sabemos ni nosotros mismos. Y todavía sería peor para nosotros si se cumplieran todos nuestros deseos y caprichos más remotos. ¡Inténtenlo, ofrézcannos más autonomía, desaten las manos a cualquiera de nosotros, amplíen el campo de nuestras actividades, debiliten la influencia de la tutela, y... les aseguro, que al instante pediríamos ser nuevamente protegidos por la tutela.
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jumalo16jumalo1622 July 2019
Yo hago profesión del pensamiento. Para mí toda causa originaria lleva consigo otra causa más originaria y así hasta el infinito.
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sonechkasonechka13 September 2020
Soy un enfermo. Soy un malvado. Soy un hombre desagradable. Creo que padezco del hígado. Pero no sé absolutamente nada de mi enfermedad. Ni siquiera puedo decir con certeza dónde me duele
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Vidéo de Fiódor Dostoyevski
Paz Alicia Garciadiego, autora de los guiones de películas como “Profundo carmesí”, “El diablo entre la piernas” o la adaptación de “El coronel no tiene quien le escriba”, platica con nuestro conductor, Harold Torres, sobre los autores y libros que han sido más relevantes para ella y descubre coincidencias entre ellos. Escucharemos, en la voz de Harold Torres, fragmentos de libros de León Tolstói, Adolfo Bioy Casares y Fiódor Dostoyevski.
Libros leídos: "Guerra y paz" de León Tolstói "La invención de Morel" de Adolfo Bioy Casares "Los demonios" de Fiódor Dostoyevski
Libros mencionados: "María Estuardo" de Stefan Zweig "Huckleberry Finn" de Mark Twain "Las aventuras de Tom Sawyer" de Mark Twain "Mujercitas" de Louisa May Alcott "Hombrecitos" de Louisa May Alcott "Ana Karenina" de León Tosltói "El azar y la necesidad" de Jacques Monod "Principio y fin" de Naghib Mahfuz "Días y destino" de Vasili Grossman "El dios salvaje. Ensayo sobre el suicidio" de al Alvarez "Una historia de amor y oscuridad" de Amos Oz
Autores mencionados: Charles Dickens Honorio Bustos Domecq (Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares) Jorge Luis Borges Javier Marías
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