No sé por qué pero los libros que tratan sobre las relaciones entre madres e hijas (relaciones tormentosas la mayor parte de ellas) me llaman poderosamente la atención. Aunque tengo que decir que compré este libro prácticamente sin saber de qué trataba, víctima otra vez del recuerdo de haberlo visto continuamente, sobre todo desde el año pasado. Lo que hace particularmente interesante esta propuesta es que está ambientada en la India y que nos habla sobre la pérdida de la memoria, un efecto devastador para cualquier familia. Siguiendo esto último la autora nos llama la atención no solo sobre el que sufre esa ausencia de sí, sino sobre qué ocurre con las personas que las cuidan, que recogen todos los días los cascotes de un edificio que se va desmoronando poco a poco. Antara, la protagonista, tiene que lidiar no solo con la incomprensión y la dureza con la que su madre la trata (antes y después de la pérdida de la memoria), sino con su propia fragilidad, miedos, dudas y esfuerzos; muchas veces pasando incluso por encima de sí misma. Es un texto que derrama fuerza, crítica, no esconde ni intenta falsear los pensamientos que rodean a cualquier situación de crisis familiar. Uno de esos libros con los que no puedes parar de leer, pese a que ves perfectamente sus fallos, sus derivas, incluso en aquella parte de la historia en la que directamente pierdes el hilo, donde la realidad se convierte en fantasía; que es la realidad de los que viven la mayor parte del tiempo en el cubículo de su mente. Pese a que si ponemos todo esto en una balanza, a priori resulta una buena lectura, hay algo en ella que no me ha terminado de convencer, no hay esa sensación de estar ante un libro redondo. Seguramente porque es imposible entrar en una historia de maternidad dañada y salir ilesos de ella, porque las madres devoran a sus hijas igual que las hijas, en secreto, quisieran expulsar con todas las fuerzas que les quedan cualquier resto de sus madres. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |