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Hermanastra comienza donde termina el cuento original de la Cenicienta: con la escena en la que maman encierra a Ella para que sus dos poco agraciadas hijas puedan probarse el zapato de cristal; un zapato al que se le cayó a la dama con la que bailó el príncipe la noche anterior. Aquí comienza lo más inquietante y lo que me llevó a leer la oscuridad que se arremolina en esta historia: la forma de conseguir que las hijas de maman se casen con el príncipe es que se corten los dedos de los pies. Es escalofriante y casi doloroso leer esta escena, y algo morboso, quizá. Por primera vez leo un retelling que no va sobre el personaje principal del cuento original. Isabelle y Tavi son las hermanastras feas, y todo el mundo en Saint Michel, Francia, habla de ellas y de cómo trataron durante años a la pobre Ella. Y aunque son dos, en realidad la protagonista es Isabelle, una chica que antes de que la gente la definiera como fea y poco convencional, soñaba con ganar batallas, esgrimir una espada y montar sobre algún semental como sólo los hombres lo hacen. Pero poco a poco, la envidia y los celos se van comiendo a esta muchacha por dentro; poco a poco, se va consumiendo y la chica que era ya no es. Pensaba que Hermanastra tendría escondida una historia de amor. No he errado en el tiro, porque algún tinte tiene, pero sobre todo, es una historia de superación, de labrarse su propio destino, de decidir por sí misma quién es y de tomar sus propias decisiones. Es una historia no dura, pero sí intensa. Duele cuando personas ajenas nos definen sin siquiera nosotros habernos definido previamente. Duele cuando nos dicen que tenemos que asumir un papel que no nos pertenece, porque cuando salimos de los estándares que la sociedad impone, todos nos señalan. Y en el caso de las hermanas, son las hermanastras feas. Tavi es una intelectual que, si hubiera nacido en otra época distinta, hubiera llegado a grandes proezas. Estudia microbiología, hace experimentos con queso… según Isabelle, tiene la cabeza en las nubes. Pero igual que Isabelle, está harta de no poder asumir el papel que desea en la vida, que es poder estudiar en una universidad. Sin embargo, está condenada con maman, y la certeza de que si una mujer no se casa, fracasa en la vida. Labrarse su propio destino no es fácil. Las parcas y el marqués del Azar tienen mucho que ver en este aspecto. Me han parecido unos personajes curiosos, sobre todo el marqués. Pero también caprichosos. Al igual que el marqués, pienso que los libros de historia deberían hablar más de aquellas mujeres que lo dieron todo, incluso sus vidas, en un campo de batalla para ganar la guerra. Lo que le han enseñado a Isabelle es a ser una doncella recatada, no una comandante. Las mujeres no deben pensar, le decían, en esas cosas. Pero Isabelle tiene un espíritu fuerte e inquebrantable como para soportar cualquier vendaval que se le venga encima. La novela avanza tras la escena inicial del zapato de forma lenta, observamos cómo tras la partida de Ella las hermanas y su maman caen en desgracia. Isabelle lo que más desea es ser guapa, porque las chicas guapas consiguen más cosas que las feas, de ahí que acuda a la reina de las hadas, Tanaquill, quien en su momento también ayudó a Ella a acudir al baile. Pero deberá encontrar pedazo, a pezado, a pedazo los pedazos de su corazón que le fueron arrancados. Y aquí tienen mucho que ver la vieja parca y Azar. Porque siempre la belleza no es bonita, y tras leer esta novela, le doy toda la razón. Enlace: http://laobsesiondenaya.blog.. |
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