Cuando sientas añoranza levanta la vista al cielo. Porque la luna siempre es la misma, estés donde estés.
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Cuando sientas añoranza levanta la vista al cielo. Porque la luna siempre es la misma, estés donde estés.
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¿Cómo era posible añorar a alguien tanto como yo añoraba a mi madre? La echaba tanto de menos que quería morirme; una intensa nostalgia física, como la necesidad de aire bajo el agua.
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Supongo que todo lo que logramos rescatar de la historia es un milagro.
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De algún modo el presente se había contraído convirtiéndose en un lugar más pequeño y mucho menos interesante. Tal vez era eso lo que ocurría cuando la gente se hacía mayor.
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Si un cuadro te llega de verdad al corazón y cambia tu forma de mirar, de pensar, de sentir, no piensas: «Oh, me encanta este cuadro porque es universal» o «Me encanta este cuadro porque habla a toda la humanidad». Esa no es la razón por la que alguien ama una obra de arte. Es un susurro secreto desde un callejón: «Psss. Eh, chico. Sí, tú».
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Es peligroso ignorar la existencia de lo irracional. Cuanto más cultivada es una persona, cuanto más inteligente y más reprimida, más necesita algún medio de canalizar los impulsos primitivos que tanto se ha esforzado en suprimir.
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Escribió un libro titulado "De lo espiritual en el arte"