Tastarabás. Las crónicas de Elaurin: La isla del Durmiente

Debo admitir que no sabía que esperar con esta primera parte. Y es que LA ISLA DURMIENTE no deja de ser la que abre y por tanto es introductoria. ¿Me ha afectado en algo? La realidad es que no. Agradezco enormemente como se ha jugado con un pasado que se va metiendo poco a poco, anécdotas y momentos que son de vital importancia para así dar lógica a lo que nos ocupa. Quizá mi único problema es que como ya lo dije, tengo mala memoria, así que los personajes que han ido apareciendo, los que han sido secundarios se me iban olvidando y los que eran más constantes fueron los que han quedado en mi. Lo maravilloso de esta obra es que la luz y la oscuridad se van debatiendo, pero no como enemigas naturales, sino como parte del todo. Es más bien la avaricia, el odio lo que hace a un enemigo silencios que espera, que pone en marcha su propio plan para chafar a nuestro grupo, aunque quizá hay dos más que se pueden ir añadiendo. Nuestro bando, el de aquel que ha despertado y lo que está a la expectativa por salirse con la suya. No tuve momento de soltar la obra, la realidad es que a pesar de mi estado de animo cada noche llegaba a leer un poco. Eso sí, advierto aquí y ahora que los capítulos son largos, pero vienen divididos en pequeños epílogos que te dan tiempo a tomar el respiro necesario, pues lo que enfrentamos es adrenalina pura, y ese final... solo diré que necesito saber que más ocurre.

Antonio Domínguez González es una pluma que francamente me ha dejado sin palabras, es detallista sin ser recargado, juega sus cartas de forma astuta y por el momento me tiene interesada, así que... seguro que continuo con la serie. ¡Feliz lectura!
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