Debo decir que en un principio, la novela y yo no nos acoplamos bien. Quizás se me hizo confusa por momentos o quizás me dio la sensación de que entre la prosa y la perspectiva de los niños, se tras un velo demasiado dulzón, la tragedia de la segunda guerra mundial. Tras la primera mitad del libro, me di cuenta de que se trataba de un error mío y que la historia va fluyendo en un ritmo sosegado y envolvente hasta que vas quedando inmerso en la historia y los acontecimientos que narra, de manera que los personajes, Marie-laure, Werner y Jutta dejan ya una huella indeleble en uno.
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