En un lugar del Atlántico

La historia se centra en un grupo de jóvenes senegaleses que sueñan con convertirse en futbolistas en Europa, especialmente en Francia. A través de la antigua y pequeña televisión que tiene en un bar uno de los hombres más ricos del pueblo, asisten cada día a esos partidos que le hacen soñar con una mejor vida. Ven a esos otros jóvenes africanos que han conseguido entrar a formar parte de equipos europeos, y aspiran a la misma vida. A través de la narradora Salie, veremos estas expectativas de futuro de su hermano y el resto de chicos del pueblo.

Mi parte favorita de la novela son todas esas reflexiones que tenía la narradora, Salie. Y digo narradora, porque realmente no era la protagonista. Lo eran su hermano y el restos de hombres del pueblo. Si la historia hubiera estado más centrada en ella y menos en los hombres del pueblo que dejó atrás, la hubiera disfrutado muchísimo más. Esas reflexiones que hacía sobre sentirse extranjera en todas partes o lo peligroso de las expectativas de muchos africanos de pensar que emigrar lo soluciona todo y los convierte en personas ricas, sin saber que muchos al llegar encontrarán racismo, pobreza, agresiones policiales y repatriación.

También me gustaron mucho algunos capítulos pequeñitos que dedica a la situación de la mujer en África, el duro papel que le ha tocado. Pertenecer a un padre, luego a un marido y finalmente a un hijo, y si no dispone de ninguno de estos tres, su total falta de valía. La prostitución a la que el hambre las obliga, me ha parecido un tema muy interesante, que merecía ser mejor explicado y no en dos páginas sueltas.

Siendo sincero, pensaba que me iba a gustar muchísimo más de lo que lo ha hecho. Tiene partes muy interesantes y toca o trata de tocar temas muy importantes y que no se tocan siempre, pero quizás la manera de contar la historia no me ha dejado entrar del todo en ella. Sentía que quería hablar de muchas cosas, pero no profundizaba en casi ninguna. Pierde mucho tiempo hablando de fútbol. de partidos, de jugadas, de la admiración de los hombres del pueblo por este deporte. Se hacía cansino y aburrido. Solo brillaba en esas pequeñas veces donde se permitía reflexionar sobre algo más allá y hablaba de la realidad de las mujeres. Es una pena, porque tenía de donde sacar y se me ha quedado a medio camino.