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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
13 February 2022
#Retovictorianspirits de la cuenta @victorianspiritsblog, premisa “Un libro de Dickens”.

Hace unos diez o doce años tuve una temporada en la que leía mucho a Dickens. Esa buena costumbre (¿por qué no decirlo?) llevaba mucho tiempo en desuso, pues en los últimos años a este autor solo le he leído últimamente por algunos relatos, la mayoría de ellos de corte navideño. Este libro, en concreto, lo tenia pendiente desde hace bastante.

En “La Tienda de Antigüedades” nos encontramos con varios personajes cuyas subtramas viran entorno a la virtuosa y modelica Nell Trent, una niña de trece años que vive con su anciano abuelo. Por una serie de desgracias, los dos pierden su casa y sus escasos bienes, y se lanzan a los caminos como dos vagabundos, siendo una parte esencial de la novela la historia de su viaje y todo lo que acontece en él. No será una travesía fácil, a todos los problemas que conlleva se le unirá el miedo a ser perseguidos por el malvado y sombrío Quilp, el usurero enano que les ha arrebatado todo lo que tenían y que busca hacerles todo el daño posible. Otro personaje que también le buscara, pero por motivos muy diferentes, es el fiel Kitt, el antiguo sirviente del anciano.

¿Y qué puedo decir? Sin ser un mal libro no me ha parecido, ni de lejos, lo mejor del autor victoriano más famoso de todos los tiempos. No se acerca a maravillas como “David Copperfield”, “Historia de Dos Ciudades”, “La Casa Desolada” o “Grandes Esperanzas” ( esta última mi favorita de Dickens, espero releerla pronto). Creo que, irónicamente, esto lo consigue el hecho de que el libro que nos ocupe sea, para bien y para mal, cien por cien dickesiano. En él están presentes todas las señas de identidad del autor en su máxima expresión. Hay personajes nítidamente esbozados; bonitas enseñanzas morales a favor de la compasión y la bondad; fuertes dosis de critica social; valores religiosos; bastante misterio y escenas muy sensibleras.

Se nota que es una novela que salió por entregas en una revista de la época victoriana, y que a Dickens lo que le interesaba era alargar la publicación todo lo posible. de ahí que la trama, que a grandes rasgos me ha dado la impresión de ser excesivamente simple y, muchas veces, carente de interés real, se me haya hecho muy larga y pesada en bastantes momentos. Durante la mayor parte de la lectura me ha dado la impresión de que ciertas subtramas no avanzaban, y cuando lo hacían era muy lentamente. Pero al mismo tiempo, ahí es donde se nota porque Dickens sigue siendo ,a día de hoy, uno de los escritores más famosos de toda la historia y sus libros siguen vendiéndose. Como escritor es una absoluta maravilla, se hace muy fácil leerlo y logra que la historia, pese a sus problemas, fluya de una forma muy creíble y hasta agradable para el lector una vez que le coges el punto.

Su pluma es prodigiosa impecable y absolutamente ágil y fácil de seguir, escribe muy bien y logra crear atmósferas en las cual es el lector se sumerge totalmente, con unas descripciones físicas y psicológicas muy nitidas y bien escritas. Y tampoco hay que despreciar sus dotes como narrador. Porque seamos sinceros. al menos para mi, de todas las novelas que escribió “La Tienda de Antigüedades” me ha parecido la que menos chicha tiene argumentativamente. Como he dicho antes, se nota que el autor le interesaba alarga la historia. Y eso se nota sobre todo porque la trama muchas veces no da para más. Y ahí hay que aplaudir a Dickens, porque logra hacer de algo tan sencillo, como esta trama, una obra digna de ser leída y al menos disfrutable. Además que hay momentos increíbles a lo largo y ancho de la novela como el retrato que hace el autor sobre la ludopatía, crudamente realista. Es uno de esos momentos que se me han quedado clavados mientras leía. Usa un tono quizás excesivamente moralista para la actualidad, pero sus críticas a la sociedad victoriana no son por ello menos claras y rotundas.

Los momentos melodramáticos y moralistas son una marca indiscutible de este autor, sin ellos Dickens no sería Dickens. Pero en esta ocasión me ha parecido que el buen hombre se ha excedido demasiado con los mismos, muchos de ellos me han parecido de un dramatico sinsentido, que solo estaban ahí para rellenar. No aportaba nada la trama, y ni tan siquiera al desarrollo de los personajes.Y eso me ha sorprendido, porque en otras novelas no veía es que eso fuera así para nada, sino todo lo contrario. Y esto redunda en que la trama quizás no me haya parecido tan bien cerrada como en otros aspectos. Pero quizás esto se deba a que me ha quedado una gran duda, el origen del personaje de la marquesa, que ,sin duda alguna, es uno de mis preferidos de toda la historia. No sé si será por eso, pero no me ha parecido que todo sea tan redondo y bien hilvanado como en otras novelas del escritor. Me queda la impresión de que el autor fue cambiando de parecer según iba avanzando la publicación, que fue modificando los acontecimientos y la suerte de sus personajes. Sin ir más lejos: la famosa tienda de antigüedades que da título a la novela, y que por lo tanto parece que va a ser tan importante en el argumento, desaparece a las cien o ciento cincuenta páginas, para ser mencionada solo un par de veces más.

Respecto a los personajes, me queda la impresión de que hay alguno al que se le podría haber sacado más jugo, pero en los que ahonda, Dickens da la nota magistralmente.

La pequeña Nell es una de las creaciones más conocidas de Dickens, y me ha sorprendido porque no he entendido el porque. Básicamente porque la muchacha es tan perfecta que es imposible creértela, y difícil empatizar con ella. Podrá sufrir todo lo habido y por haber, y demostrar una y mil veces lo madura y buena que es. A ver, soy plenamente consciente de que la buena de Nell es un personaje victoriano, representa los criterios morales de una época concreta. Pero los momentos de sensiblería en los que participa o protagoniza me han parecido de una ñoñería excesiva, incluso para los estándares de ese momento. Lo siento, pero qué razón tenía ese genio (también victoriano) que era Oscar Wilde cuando soltó esa frase tan lapidaria y emblemática sobre el destino de Nell (buscadla, porque merece la pena. Pero mejor después de leer el libro). Pero también tengo que deciros una cosa: con Nell al menos he podido empatizar alguna que otra vez, y sentir pena por ella porque, al fin de al cabo, la pobre no tenía culpa de nada (ostras con el abuelito. Por más que Dickens trate de presentarle como una víctima, y compadecerle y excusarle, me ha parecido más verdugo que otra cosa). Especialmente por todas las conspiraciones que había entorno a ella. No puedo decir lo mismo del otro gran protagonista de la obra, el fiel y honrado kit, que está enamoriscado de la tierna Nell. Lo siento, pero que cuando llegaba a las partes del me aburría soberanamente. No me interesaba nada lo bueno que era, lo mucho que sufría por los malos de la historia (oh canallas) y la familia tan buena y Dickesiana que tenía. Es un personaje que no me ha aportado nada.

Una pena, que justo los protagonistas sean los personajes menos interesantes de todos. Y esto pasa más de una vez en sus trabajos. Me da rabia, porque este autor sí que sabe crear protagonistas grises y muy bien construidos, en otras obras lo demuestra. Y tiene malos dignos de mención. En “La Tienda de Antigüedades” si hay un personaje que sobresale por encima de todos es, sin duda alguna el del usurero Quilp, malo absoluto del cuento. Este enano malvado, astuto y egoísta; que con lo que más disfruta es con hacer daño a los demás; lleno de odio y aparentemente imperturbable al dolor propio y ajeno, es una figura sombría y maquiavélica que sobrevuela toda la obra como un signo de mal agüero. Hay que reconocer que muchas de las escenas que protagoniza (sobre todo al principio de la obra) resultan de los más perturbadoras, cuando el lector comprueba como maltrata y anula a su esposa física y psicológicamente, y busca la ruina de todo aquel que le haga cualquier cosa, por ínfima que sea. Es un villano que resulta creíble y da miedo. Pero también tengo que deciros que considero que a medida que va avanzando la novela su figura va desinflándose, y el personaje va cayendo más en lo esperpéntico y pierde parte de la sutileza psicológica con la que Dickens le proveía al principio.

Justo lo contrario ocurre con otro personaje, Dick Swiveller. Este, al principio, parece ser una parodia de los dandys victorianos que no tienen ni un céntimo, y quieren aparentar ser lo que no son, y no es presentado al lector en términos realmente positivos. Pero esa percepción evoluciona medida que va avanzando la novela, cuando el personaje empieza a convertirse en algo más complejo e interesante, hasta volverse en algo realmente lleno de contrastes, no tan simple como parecía a primera vista. Su relación con la marquesa me ha parecido uno de los mejores aspectos de todo el libro, casi hubiera preferido que se hubieran enfocado más en ellos que en otros personajes . La caracterización de Swiveller me ha parecido un soplo de aire fresco en este libro, donde todos los personajes son excesivamente maniqueistas. Por cierto, otro personaje que me han parecido muy interesante es el de la maquiavélica Sally.

En resumidas cuentas, “La Tienda de Antigüedades” me ha parecido una de las novelas menos interesantes de Dickens. No se puede comparar a otras de las que han salido de su pluma.Se nota mucho que fue una de las primeras obras que publicó, que aún le quedaba recorrer un techo para madurar como escritor. Pero el camino había comenzado ya, y eso también se nota. La novela es un excelente ejercicio para ver hasta qué punto Dickens era un gran escritor. Es totalmente disfrutable, llena de momentos dramáticos, si, pero también los hay muy caricaturescos y plagados de comedia, con los cuales no he podido evitar sonreír. Quizás la hubiera disfrutado más si no hubiera habido un punto en la primera mitad en la cual su lectura se me atasco un poco. Pero tengo que decir que a partir del último cuarto la novela logró atraparme totalmente, enganchándome y poniéndome en vilo. Desde luego a mi me ha dejado con muchas ganas de retomar a un autor que tenia arrinconado desde hace mucho.
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