Poner voz a los protagonistas de una tragedias, darles vida, sentimientos, tiene que ser una tarea tremenda y difícil. Y aquí, el escritor lo consigue con maestría. Enlaza las historias de las personas del barco sin quitarles en ningún instante sus propias autonomías. Emotivo, y a pesar de la tragedia, se hace ameno y no lleva al aburrimiento en ningún instante. Me gustó mucho y fue uno de esos libros que no me esperaba un resultado así.
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