Esperaba mucho de este libro y me ha defraudado bastante. Madi es secuestrada y la historia es contada a tres voces: la de su madre a través de cartas que le escribe a su hija desaparecida, la del profesor de tenis del que Madi está enamorada y la de la propia niña cuando consigue que su captor le proporcione cuadernos. Me ha gustado mucho la parte de Madi, donde nos cuenta su claustrofóbica y desesperante vida en cautividad. Y también las cartas de la madre, donde se desahoga “hablando” con su hija de que no pierden la esperanza, de que la esperan cada día y de lo difícil que es seguir viviendo sin ella. En cambio no he conectado nada con Stanislas, el profesor de tenis de Madi y de quien ella está enamorada. Es como si fuera una historia aparte que casi que no viene a cuento. Por otra parte, el final de la historia no me ha entusiasmado. Esperaba algo más emotivo y me ha decepcionada. Ha sido todo demasiado aséptico. |