17 años

Un buen día Angie encuentra una foto de su madre tan guapa, tan rubia y un chico atractivo afroamericano. Ambos jóvenes y sonrientes, posan enamorados. Ese chico es su padre. Para Angie el mundo se detiene, existe una foto... su madre nunca se lo dijo...
Este hecho cambiará su vida, ese chico es su padre, un padre que está muerto, pero en su mente, como su madre no le ha comentado nada de él, cree que le ha mentido, que puede que esté vivo, decidirá ir en su busca, ya que, si existe una foto, puede que haya una posibilidad de que este vivo, aparte de que descubrió otro secreto, que hace que todo se desdibuje. Así que, en vez de hablar con su madre, se fugará con un ex novio (que aun la ama) en busca de respuestas y esperanzas.

Por otro lado, tenemos a Marilyn, la madre de Angie, la cual se nos presenta cuando tenía 17 años. Es una chica preciosa, y su madre está dispuesta a todo para que Mari triunfe, sea una estrella, una gran actriz, modelo o lo que sea, para así tener una casa preciosa con piscina... ya que Sylvie (la madre de Marilyn) vive de sus fantasías, de ilusiones, cuentos de hadas.
Y Mari traga, asiente y piensa en largarse de ahí, en que solo le queda un año y luego se irá para irse a la Universidad.
Mari es tímida, solitaria, le encanta la fotografía así que cuando conoce a su vecino James, un guapo chico afroamericano, su mente hace una fotografía mental y su corazón se acelera, es amor a primera vista. Y poco a poco nos contará, que fue de ellos, veremos cómo avanza su amistad…

17 años, se suponía que sería un libro que hablaría del racismo, pero solo he visto a dos niñas que no supieron afrontar los acontecimientos, por un lado, tenemos a Marilyn tomando una mala decisión, era una cría, pero los años pasan y eh, no sé, maduras. Pero vale, en vez de decirle la verdad a su hija, decidió mentir, decidió no contarle la verdad, que la gente es mala, y que existe el racismo. En vez de eso, mintió para proteger a su hija de la verdad, una verdad que más o menos se intuye, pero que francamente, todo es demasiado color de rosa, cuando pasa, no sientes absolutamente nada.

Y luego a Angie por otro lado, no es feliz, no tiene amigos, es muy retraída, y algo rara, para colmo (según ella, claro) es negra, no se parece en nada a su rubia y pizpireta madre, se siente marginada, porque a pesar de lo mucho que Mari la quiere, no le ha enseñado su otra parte de su herencia (los libros no cuentan)…. pero Angie, hace ver que no pasa nada para no herirla, que el racismo que sufre, no le importa… que no le duele que las dependientas, otras mamás, nunca crean que sea su hija…
A mí que queréis que os diga, me ha decepcionado, me esperaba más puntos sobre el racismo, me esperaba muchísimo más. Luego esta que muchas veces el libro era aburrido, ya que prácticamente no pasa absolutamente nada. Una pena, porque me gustaba la forma de escribir de la autora.
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