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Crítica de santijurado


santijurado
17 May 2021
Crítica sobre Bobo, el rey de la evasión

Dolmen apuntala su amplio catálogo de la Línea Fuera Borda con un personaje querido por los fans del cómic franco belga: el presidiario Bobo, de Paul Deliége. Sale a la venta el primer volumen compilando historias que van desde el año 1977 al año 1972.

La Línea Fuera Borda no deja de darnos alegrías desde su inauguración allá por el 2014, siendo Johan y Pirluit, creaciones de Peyo, sus primeros inquilinos. Desde entonces, Los Hombrecitos, Merlín, Natacha, Benito Sansón, Quena y el Sacramus y muchos más, han engordado esta colección. Bobo ha sido el último en llegar a esta serie, aunque lo hace sin salir de la cárcel en la que se encuentra.

Se trata de uno de esos personajes frustrados tan habituales en las revistas de humor juveniles. Si en España tuvimos a Carpanta, que nunca lograba su objetivo que no era otro que alimentarse, Bobo le hace la réplica en la BD franco belga: nunca consigue la ansiada libertad a la que aspira. Bobo surgió en el semanario Spirou en 1961, y lo hizo no como una historieta al uso, si no en una mini historieta, también llamada “mini-récits” que el redactor jefe de Spirou, Yvan Delporte, ideó en 1959 para albergar Los Pitufos negros de Peyo. Se trataba de un álbum en miniatura que los lectores debían recortar y montar para poder leerlo.

En este primer volumen de Bobo se nos ofrece íntegra (y no para recortar) aquella añeja mini historieta, que contó con el guion de Maurice Rosy y el dibujo de un tal Celestin, que era el pseudónimo de Paul Deliége. Firmando con su nombre continuó realizando “mini-récits” con ese personajillo calvo embutido en traje de presidiario intentando fugarse de la cárcel. Llegó a protagonizar un total de 80 “mini-récits” hasta el año 1972, que desde 1966 venían alternándose con historietas cortas en la propia revista Spirou. Deliége abandonó la serie al no comulgar con los guiones de Rosy, que se había unido al empresario Kornblun con el que fundó un estudio de realización y distribución de historietas.

Maurice Rosy dejó de hacer historietas para dedicarse a la publicidad en 1973 y vendió los derechos del personaje Bobo a la editorial Dupuis, que contactaron con Deliége para continuar la serie, cosa que hizo hasta su jubilación en 1996. Dolmen ha escogido para este primer tomo las historietas más representativas y reconocibles del personaje, tomadas de la revista Spirou entre 1977 y 1982. Aquí encontramos un buen popurrí de historietas de una página, seis, siete y hasta de veinte las que más, pues el número de páginas se amoldaba al argumento y no al revés, algo que se agradece; las aventuras de Bobo tienen el ritmo justo para hacerlas muy entretenidas y no caen en el pecado de alargarse demasiado.

Otro de los alicientes de este cómic tan popular es su elenco de divertidos secundarios. En el lado de la ley: el carcelero Tocho, siempre portando un pesado pedrusco; el director de la cárcel Indepoket, al que le atraen los pasteles, entre otros personajes que llevan a rajatabla su misión. En el lado de los presos tenemos a Katmandú, un hippie melenudo, Joe el Candoroso, siempre haciendo la puñeta al protagonista, Yayo, con sus nefastas ideas para escapar, y muchos más.

Este es un cómic de humor constante, en el que casi todo vale para hacer sonreír al lector: se rompe la cuarta pared, entran elementos fantásticos, referenciales, y golpes a tutiplén. Es una historieta muy visual, donde prima el slaptick y la acumulación de gags chocantes, de enredo y llenos de equívocos. Todo esto logra que este cómic se lea rápido y nos deje sonriendo.

La edición de Dolmen es ejemplar: entre las páginas de historietas vemos una selección de portadas de Spirou, o de los propios álbumes de Bobo editados por Dupuis. Además, el experto Carlos de Gregorio nos ilumina con sendos artículos, uno con el origen del personaje y otro hablando de su trayectoria en España en revistas como Strong, Fuera Borda, Spirou Ardilla o Guai! , que muchos de nosotros disfrutamos en nuestra añorada juventud.

Un volumen de gran formato, en tapa dura, que hará las delicias de todos los fans de Bobo y de la historieta cómica franco belga. Deseamos continuar viendo a Bobo en prisión en futuros tomos recopilatorios, aunque sabemos que jamás escapará de Indepoket… ¿O sí?
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