Pues como siempre, Delibes: el virtuoso de la palabra que te obliga a leer con el diccionario al lado, el gran conocedor de la Castilla profunda de la dictadura, el magnífico creador de personajes que te hacen amar y odiar el mundo rural y el mejor retratista de la pobreza, ignorancia y superstición de aquellos tiempos, siempre oscuros en su mano (como debieron ser). Otro libro con mayúsculas que se apunta, aunque no está al nivel de los otros dos que me he leído suyos. Además se lee rapidito, menos de 200 páginas.
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