Cuando me mandaron leer este libro en el Instituto, no las tenía todas conmigo. Compañeros de otros cursos se quejaban de ella, diciendo que era horrible. Por obligación más que por gusto, le di una oportunidad. Y lo cierto es que me llenó. Me hizo reír y llorar, me hizo empatizar con los personajes y vivir el día a día con ellos, sufriendo sus castigos y riendo sus trastadas. Creo que esta novela es de las que tenemos que leer con tranquilidad, pues esconde más vida de la que parece. |