Cinco horas con Mario

"Se hace el silencio. Los muchachos de Carón... se abren calle entre los asistentes y detrás, enmarcada por el dintel, se ve un momento a Carmen".
Gloria a Miguel Delibes, por este excepcional libro, por este espectacular monólogo que retrata el pensamiento de la clase media en la España de la postguerra. El Correo frente a ABC. Si ya sabes de qué va, para que te lo voy a decir; y si no lo sabes, mejor no te lo desvelo.
Esto es una obra maestra, y en el Teatro, con Lola Herrera, aún brilla mucho más.
¡Impresionante!

¿No os suena?

La verdad que es un libro de Miguel Delibes que tuve ganas de leer gracias a la misma profesora que despertó mi amor por Lorca.

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Todo el libro consiste en un monólogo de una recién viuda. Mario, su marido, acaba de morir, y ella, antes de que se lleven al muerte tiene una última conversación con el muerto. Las críticas, burlas, y situaciones de la vida de ambos personajes se desenvuelven en un ambiente conservador donde el progresismo de un marido 'diferente' no cabía. Donde el hombre tiene que, debe hacer... ¿Será Mario el malo de la historia como lo pinta la viuda?
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Creedme cuando os digo que la acabareis aborreciendo (a veces deseando que alguien le de un bofetón) y queriendola a ratos, es complicada su forma de ser...

La considero una lectura muy interesante y entretenida digna de leer en un club de lectura donde todos los puntos de vista serian bienvenidos e interesantes.
Esto como un monólogo teatral tiene que ser una pasada...

Pronto habrá alguna novedad más de Delibes.
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Una obra que he tenido el placer de leer y disfrutar en varias ocasiones.
Tanto leído como ver la interpretación de la obra.
Es tan original y diferente a lo que nos tiene acostumbrados el gran Delibes...

La obra trata de una “despedida”
un monólogo de Carmen hacia su marido Mario quien ha fallecido y ella pasa la noche en vela hablándole, recordando, incluso echando en cara sus años de casados, infelicidades, desdichas, amarguras e infelicidades.
Una historia tensa y que quieres saber más constantemente.
Por desgracia así era antes como
Pintaban las mujeres en esa época y todo lo que tenían que soportar y aguantar.

De una forma u otra os lo recomiendo. Veréis ( aunque ya sabréis) como era el símbolo de la mujer en aquella época.
Os lo recomiendo y si podéis ver la obra cuando todo vaya a mejor y vuelva a nuestras vidas de nuevo el teatro, os lo aconsejo. He tenido el placer de ver a la gran “Lola Herrera” a la que admiro desde que era una niña. Una gran actriz que borda la figura de “Carmen” en la gran obra “cinco horas con Mario”.

Otro libro clásico, recomendado como lectura en Bachillerato, que por eso mismo había dejado de lado. Eso de que me "obliguen" a leer un libro me provoca el efecto contrario, que no quiera leerlo. En fin, tras tantos años (ay qué me estoy haciendo mayor), he encontrado la oportunidad de "leerlo" con Audible, aprovechando la tarifa plana de Amazon. Y qué buena idea ha sido. Y qué pena no haber ido al teatro a ver a Lola Herrera en este papel. Porque si en audiolibro lo he pasado tan bien con la narración de Mercé Montalá, seguro que habría sido una pasada haber asistido al teatro, en este papel que según todas las críticas bordó Lola.

Y es que lo he pasado muy bien, me he reído mucho, con la narración de Mercé Montalá, de esta mujer tan conservadora, tan de derechas, que se encuentra casada con un hombre progresista. Y que como buena mujer conservadora, se calló durante su matrimonio, el hombre siempre tiene razón, pero que en el velatorio decide abrir la caja de Pandora. Qué obsesión la de la buena señora con el seiscientos que nunca tuvo, y con la vergüenza de ver al marido y al hijo montando en bicicleta.

Puede que sea la segunda vez que lo leo, además de haber visto alguna adaptación al teatro. Quiero destacar, sobre todo, la capacidad del autor para haber creado una novela que, casi en su totalidad, es un monólogo de una mujer con su recién difunto marido. Ella, Menchu, o Carmen, se desprende, durante toda una noche, de todos aquellos pensamientos que tenía guardados y enquistados desde años. Durante toda la novela, la protagonista, una señora, de clase media-alta, muy, muy, muy conservadora, pero mucho, me ha provocado muchas veces rechazo y muchas veces lástima, pero también tiene esos toques de humor que me han hecho aflorar una risa. Él, el difunto, y a través de ella también igualmente me ha generado mucha rabia en más de una ocasión. al final la novela es un reflejo de una época en este país, de cómo era la sociedad del momento, los roles que mujeres ,como la protagonista, no sólo asumían y aceptaban, sino que reivindicaban y defendían. Muchos de los comportamientos y pensamientos de entonces aún existen, tristemente, hoy día.

Mario Díez ha muerto sin llegar a los cincuenta, dejando cinco hijos y una viuda, Carmen Sotillo, Menchu. Tras el revuelo de gente yendo y viniendo, dando el pésame y mostrando su estupefacción por lo sucedido, llega la noche.
En la intimidad y quietud que ésta proporciona, Menchu verá la oportunidad de contarle a Mario todo lo que no pudo mientras estaba vivo. Un soliloquio cargado de emoción, de reproches que poco a poco van derivando en una inesperada confesión.
De verdad que tenía y sigo teniendo mis dudas de cómo enfrentarme a esta reseña. Puesto que no creo que nunca sea capaz de hacerle justicia, había pensado reducirla a un párrafo, en el que básicamente deje claro que esta obra de Delibes me parece una absoluta genialidad. Intentaré ser breve, pero no prometo nada, sino, quedáos con estas líneas.
Lo más curioso es que ha sido una relectura para mí, pero hace tantos años que me adentré en esta historia (también mediante la magnífica adaptación a teatro de Lola Herrera), que, aunque recuerdo que me gustó, seguramente no contaba con el bagaje lector necesario para apreciarla en su justa medida. Y de esta manera, se ha posicionado, sin lugar a dudas, como mi novela favorita del autor.
Se explica en una extensa introducción que incluye está edición (que por supuesto recomiendo leer tras la lectura de la novela) cómo Delibes comenzó a escribir está historia narrativamente muy diferente a cómo finalmente consideró más oportuno, tanto para aportar mayor verosimilitud como para esquivar a la censura: "... la censura puede llegar a forzar la imaginación y de esta forma permitir que se descubran nuevas fórmulas de expresión."
Y es que gran parte del mérito de esta novela se encuentra, efectivamente, en la estructura de la misma, que, por intentar hacer un símil, se me asemeja a la caída en círculos de una pelota por las paredes de un embudo, volviendo continuamente a los mismos temas, hasta su caída por el agujero, cuando se revela la confusión de Menchu.
Con la contraposición de dos personajes, marido y mujer, tan diferentes, ella una ama de casa ultra religiosa reaccionaria, racista, machista, clasista, hipócrita e insatisfecha afectiva y sexualmente, él, catedrático de instituto y escritor, practicante de un catolicismo más laxo, intelectual, progresista, sensible, feminista, solidario y austero (álter ego del escritor), Delibes elabora una magistral analogía de "las dos Españas" que resultaron de la Guerra Civil.
Una sociedad, como el matrimonio entre Mario y Menchú, instalada desde hace años en la total incomunicación y en el reproche mutuo, en resaltar lo que les diferencia e incapaz de ver lo que los une.
Y se riza el rizo cuando, pese al perfil tan desagradable que se dibuja de Menchu, en primera persona además, ya que es la principal narradora (poco fiable) de la novela, terminas el relato dándote cuenta de que has empatizado en cierta manera con ella, y que es básicamente el producto de la férrea educación recibida y de una asfixiante sociedad preocupada por las apariencias.

Me decidí a leer esta obra por recomendación de mi profesor y sin saber, como siempre, de qué iba. Imaginaos mi sorpresa al abrir el libro y encontrar en la primera hoja una esquela.

Aún me parece ver la figura de Carmen, sentada al lado del cadáver de su esposo, leyendo los versos de la biblia que este había subrayado y divagando sobre su vida juntos tras estos. En este momento, Carmen coge la batuta del texto y no la suelta hasta el final, dejándonos como espectadores de la vida de este matrimonio a través de su diálogo.

Aunque en cierta parte se me hizo pesado, ya que Carmen divaga mucho y está obsesionada con ciertos temas o personas de su vida que no para de sacar a colación, es una obra que merece la pena. Nada más que con la última hoja de este gran monólogo, en mi opinión, ya lo merece, además de por todo el jugo que se le puede sacar a la historia tanto por el contexto histórico en el que está ambientado como por la moralidad de los personajes.

Carmen y Mario se nos presentan como dos personas totalmente contrapuestas, que encarnan las dos posturas más frecuentes de la época.

Toda la historia sucede entre el 24-25 de marzo 1966, en pleno franquismo, pero se nos va presentando la sociedad y las situaciones que vivían remontándose muchos años atrás, desde que ambos eran adolescentes.

Por todo ello es una obra muy interesante, que desafió en su tiempo la censura de manera muy inteligente y que refleja claramente la época en la que fue escrita.

Hay muchas reflexiones que sacar de este, religiosas, políticas y del comportamiento humano, pero no puedo hacerlo sin destriparos más. Os animo a que le deis una oportunidad y a comentarlo conmigo si os apetece, sería un placer.

¿Habéis leído esta obra o alguna de Delibes Leones? Yo la siguiente que leeré suya es El camino.
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Esa mujer que aprovecha el velatorio de su marido para decirle toda la amargura de una vida estrecha y ruin, esa mujer me parece ser el símbolo de todas la mujeres, las de ayer como las de hoy. Mujeres que se equivocan al casarse, mujeres demasiado tímidas para alzar la voz y gritar que ¡no, no quiero esta vida!

Hacía mucho que un libro no me sorprendía tanto y más uno del que llevo oyendo hablar toda mi vida y del que sabía que el escenario era mínimo: Mario, Carmen y un ataúd.

Lo jodidamente interesante de esta historia es la parte técnica ya que Carmen es la típica señora pesada, crítica y ultramegarepetitiva que saca su libretita de rencor a la menor ocasión.

El retrato que hace de y a través de ella es tan cercano que, por lo menos a mí, me llega a desesperar en algunas partes porque me parece cansina al extremo. Y eso, es precisamente lo que quiere conseguir Delibes.

Carmen es el puro reflejo de una sociedad criada durante el franquismo y víctima de sus prejuicios y cazas de bruja morales.

De verdad, qué maravilla de obra y qué grande era y es Delibes porque sí, porque es eterno y porque no se cortó un pelo en una época donde predominaba la censura.

Un clásico de Delibes, un libro llevado muchas veces al teatro y al que tenía ganas hace tiempo. El protagonismo de Carmen es indiscutible, toda la charla que le echa a Mario no tiene desperdicio. Aunque me ha llamado la atención la cantidad de laísmos que tiene y que la protagonista se repite muchas veces, imagino que para darle más humanidad al personaje. La historia está bien y descubre que el conocimiento de Delibes de la psique humana es absoluta. Lo recomiendo.