Nadie es como aparenta ser, todos tenemos un secreto
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Nadie es como aparenta ser, todos tenemos un secreto
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Estamos acostumbrados a que nuestros amigos estén en línea el cincuenta por ciento del tiempo, tanto que a veces se nos olvida que hay un corazón que late al otro lado de la foto de perfil.
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—A mí no me importa de dónde viene la gente, ni de qué color es su piel, ni cuánto dinero tiene, ni si les gustan los chicos o las chicas… Ninguna de esas mierdas. ¿Por qué no podemos ser personas sin más? —Por que la gente es gilipollas —afirma Leo—. Y dicen que el mundo es un lugar cada vez mejor y más justo, pero qué va. Y seguirá sin serlo bastante tiempo. Así que lo único que podemos hacer es cuidar de nosotros mismos, Red. Y no hay más. |
Durante el año siguiente hice todo lo posible por volverme invisible y eliminar a esa persona, sin vómitos, pero comiendo muy poco. Los atracones eran para los críos, para los niñatos desmedidos. El ayuno era para el nuevo yo, que lo controlaba todo. Y sabía que se darían cuenta, como así fue, pero solo para decirme que se me vía mucho mejor. Incluso cuando los huesos de las caderas parecían a punto de atravesarme la piel y sentía fría en un día de calor abrasador. Me hinché como un globo por ellos, me convertí en un esqueleto por ellos, y nada cambió. Excepto yo.
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Y seguimos ensayando todo el verano los tres, pero la fecha del concierto se acercaba, y entonces nos dimos cuenta de que teníamos que buscar un nuevo bajista. Vaya una mierda. Naomi era… es… la mejor bajista con la que he tocado, cosa rara porque es una chica, y las tías no suelen ser tan buenas. No es sexista, es un hecho. Para tocar bien el bajo hace falta estar muy dispuesto a ser invisible, y las chicas —bueno, a las normales— les gusta que las miren. |
Manolito ...