Días sin hambre

Días sin hambre es la tercera novela que he leído de Delphine de Vigan, quien rápidamente se está convirtiendo en una de mis escritoras contemporáneas preferidas. El que fue su debut literario es una narración semiautobiográfica de su lucha contra la anorexia, que aunque menos pulido que sus obras posteriores, ya asombra por su sensibilidad y su lirismo.

Laure, el alter ego de Delphine de Vigan, tiene 19 años, mide 1,75 metros y pesa 36 kilos. Días sin hambre es el testimonio de su recuperación tras ingresar de urgencia en el hospital, una novela breve y reflexiva que muestra sin tapujos la realidad de los desórdenes alimenticios.

Íntima y dura, la narración evita caer en lo sórdido gracias a la elegancia que caracteriza la prosa de Delphine de Vigan y la sobriedad y empatía con la que describe este episodio de su propia vida. En esta novela también se aprecia uno de los rasgos que más me gustan de la obra de esta autora: un tono subyacente de esperanza.

Incluso cuando trata temas tan difíciles como este, Delphine de Vigan escribe al mismo tiempo sobre la comprensión, el perdón, el amor... Porque ese es el mensaje de esta novela, para aquellos que puedan sentirse un poco perturbados por su temática: es una historia de renacimiento, sobre cómo se superan la vergüenza y el silencio para encontrar de nuevo las ganas de vivir.
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Este es el primer libro de Delphine de Vigan, publicado bajo el seudónimo de Lou Delvig; una novela autobiográfica que narra su problema de anorexia grave a los 19 años, trastorno que necesitó 3 meses de hospital. El texto fue escrito 15 años después de los hechos y se inspiró en el diario de vida que mantenía la autora entre sus 12 y 29 años. El tema resurgirá más tarde en el libro que la lanzó al estrellato Nada se opone a la noche.

La novela está narrada a la tercera persona por Laura, lo que pone cierta distancia con los hechos. El estilo es telegráfico y directo. Laura tiene 19 años, mide 1m75 y pesa 35 kilos. Literalmente se está muriendo y acepta una hospitalización.

Es el relato de la estadía de 3 meses en un servicio dedicado a los trastornos alimentarios, con el vivir de cada dia de Laura, con su lucha contra las calorías que le infligen, contra la nueva imagen del cuerpo que le imponen, contra el chantaje permanente por parte del equipo médico para que se amolde al programa, para que se integre a toda esa humanidad maltrecha que fagocita el servicio, masa de la cual van a surgir personajes fuertes.
El relato de Laura no conlleva patos ni melodrama porque interviene la magia de la pluma de la autora, hecha de delicadeza, de finura y de humor, un humor que resulta de sus dotes de observación.

Laura logrará salir de la fase crítica e integrarse nuevamente a la vida.
Las causas de su anorexia no serán muy expuestas, aunque se intuyen y esas razones serán más evidentes en su libro posterior Nada se opone a la noche.
Porque las causas pueden variar según los casos, pero siempre queda el síntoma de la anorexia que busca la embriaguez provocada por el hambre y la victoria sobre los propios deseos.

Un testimonio de gran calidad, que debería formar parte de las lecturas impuestas a los adolescentes en el colegio porque los trastornos alimentarios son frecuentes y constituyen un real peligro en esta edad. En Francia la anorexia aqueja al 1,5% de la población femenina.



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La escritura como salvación. Quizá es por eso que tantxs psicólogxs te dicen que escribas sobre lo que te preocupa. O que haya tantas canciones sobre problemas personales y novelas autobiográficas. O que completemos cuadernos enteros a modo de diario sobre los vaivenes de nuestra vida.
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Laure, la joven de 19 años protagonista de esta breve novela de Delphine de Vigan (editada por @anagramaeditor) no es una excepción. Durante toda su etapa hospitalizada para superar la anorexia escribe diarios, cartas que nunca llegan a su destinatarios y llena las paredes de su humilde habituación de hospital con collages. Y nosotrxs, lxs lectorxs, estamos ahí junto a ella en todo el proceso.
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En tan solo 168 páginas Delphine de Vigan es capaz de retratar no solo una historia de recuperación física, sino también las trabas mentales y emocionales que hay detrás de esta enfermedad y que tienen que superar aquellxs que la sufren. Es un relato duro pero necesario para desestigmatizar las TCA, entender qué supone convivir con ellas y eliminar los prejuicios que conllevan.
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Como ya os comentaba en el post anterior, una de las cosas que más admiro de Delphine de Vigan es que es experta en dar voz a este tipo de vivencias de las que nadie quiere ni sabe hablar, ya sea por prejuicios o desinformación.
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El año pasado su novela ‘Nada se opone a la noche', en la que trata el su.cidio y los problemas de salud mental de su madre, se convirtió en una de mis lecturas favoritas y no puedo esperar a seguir descubriendo y aprendiendo con esta autora, porque, si hay algo que valoro en un libro es que me remueva y que cambie mi forma de ver las cosas, y Delphine de Vigan es una auténtica maestra en lograrlo.

Días sin hambre no es una historia como tal, con sus tramas y personajes. Delphine te sumerge en la mente de una mujer con TCA (trastornx de la conducta alimentaria). Todo el libro, que es muy breve, está construido a base de los pensamientos y recuerdos de esta mujer, ingresada en un hospital.

Lo que he leído en este libro es muy real y no se pierde en clichés ni en el morbo. Aunque claro, de Vigan es siempre muy autobiográfica en sus novelas; no me extraña que lo que escriba sea tan real.

Un libro basado en la historia real de la autora, perturbador y conmovedor. En un primer momento lo público con pseudónimo por razones familiares.

Nos relata la historia de Lauren, una adolescente de 19 años, con 1.70 m de altura y un peso de 42kilos, totalmente desnutrida. Lauren nota que la muerte le acecha y con las pocas fuerzas que le quedan consigue llamar al hospital para su ingreso y su tratamiento. Y aquí es donde empieza la historia. Seguimos a la protagonista con su lucha consigo misma y su cuerpo que no es capaz de comer nada.

El libro está muy bien escrito. Me ha encantado escucharlo en audiolibro, porque al tratarse de un diario parece que es la misma Lauren la que me está contando su historia, sus pensamientos, su lucha interna.

Dí con éste libro porque se lo vi a alguien en sus lecturas con una buena reseña, pero no recuerdo quién fue 🥲 [ EDITADO fue la reseña de @vivir_paginas ] . Lo que me sorprendió es que es la misma autora de Las gratitudes, el cual tengo muchísimas ganas de leer. Así que seguramente siga la pista a la autora porque me gusta su narrativa.
También pienso que no es un libro para todo el mundo. Si te afectan estos temas de TCA, igual es mejor que lo apartes de tu lista.

Laure es una joven de diecinueve años que ha tenido que ingresar en una clínica por sus problemas de anorexia. Las poco más de 150 páginas de esta novela son el relato que Laure hace en su diario sobre su cuerpo y su día a día en el hospital, narrando con detalle y precisión el tratamiento impuesto a su cuerpo pero no a su cabeza.

Conforme avanzan las semanas, asistimos paulatinamente a la recuperación de Laure y su aprendizaje: volver a comer pero, ante todo, volver a sentirse poseedora de un cuerpo susceptible de despertar el deseo del otro. Pero también encontraremos retrocesos llenos de miedo, porque para Laure el hecho de decidir no comer hace que sienta que tiene el control sobre sí misma y ahora es consciente de que está perdiendo ese control mientras aprende de nuevo a comer.
Aunque el contexto en el que se desarrolla el relato es 100% hospitalario, encontramos otros temas secundarios, como por el ejemplo el compañerismo entre pacientes. Día a día, Laure se relaciona con sus compañeros de la planta 12 con quienes comparte mucho más que un mismo espacio: dolor, inseguridades y miedo. Por otro lado, ocupa gran parte del relato de Laure la relación con el médico que la trata, ejemplo de transferencia que puede darse entre paciente y facultativo, más aún cuando hablamos de trastornos con un importante trasfondo psicológico.

Narrada en primera persona, no hay una “trama” como tal en esta novela, pero la historia es verosímil y perturbadora. Escrita con frases cortas y directas, Delphine trata la enfermedad de la anorexia de una forma intimista, desgarradora y pasional.
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Pocas veces te puedes encontrar una historia con tal fuerza en menos páginas, una demostración más de que no hace falta escribir mamotretos que al final es solo rellenar páginas, en este caso cada una de las páginas es algo que al lector le llena de verdad. La autora lleva a estas páginas su propia historia, no vamos a decir de superación, ni nada de eso, sino de su propia visión de como sobrevivió y como fueron esos momentos.

Esto hace que el libro este lleno de verdad, que no se pueda catalogar como un libro en el que apoyarse para conocer una historia, sino ver la verdad cruda de una persona con una enfermedad y muy grave.

La novela esta bien escrita, sin florituras ni la búsqueda de endulzar una situación extrema, sino que vemos realmente por lo que pasa cada una de las personas que caen en esta enfermedad, y quizas el personaje de la mujer de azul sea la descripción más cruda y real de como ve a esta enfermedad el mundo y la gente en general.

Una historia para leerla con tranquilidad y de verdad queriendo comprender y ver la realidad de esta enfermedad y la lucha que tienen que pasar las personas por curarse.

Días sin hambre fue publicado primero pero lo leí después de Nada se opone a la noche y eso me ayudó a poner en valor situaciones del pasado que acá se comentan al pasar: este libro se enfoca más en el tiempo que la autora pasó internada para recuperarse de los estragos que la anorexia provocó en su cuerpo.
Quizás por eso, o el tono despojado, o que está narrado en tercera persona (y en un principio publicado bajo seudónimo) el libro se siente un poco aséptico; eso no quita que se pueda percibir la necesidad de control, en el pasado y en el presente, la lucha diaria y el proceso de recuperación, pero sin haber leído antes Nada se opone a la noche, no hubiera sido lo mismo.

Publicada en 2001 bajo el seudónimo de Lou Delvig “por razones familiares”, “Días sin hambre” es la primera novela escrita por Delphine de Vigan.


“Era algo externo que ella no sabía nombrar. Una silenciosa energía que la cegaba y gobernaba sus días. Una forma de colocón también, de destrucción.
Todo sucedió paulatinamente. Hasta llegar a eso. Sin que acabara de darse cuenta. Sin que pudiera enfrentarse a ello.
(…)
Hasta que el frío invadió su cuerpo, inimaginable. Un frío que le anunciuaba que había llegado al final y que tenía que elegir si vivir o morir”



Así empieza esta novela con tintes autobiográficos en la que conocemos a Laure, de 19 años. Narrada en tercera persona nos adentramos en la vida y enfermedad de la protagonista: la anorexia.

A caballo entre la novela y el ensayo, con una prosa muy poética y que obliga a leer lentamente (no solo por el estilo de frases cortas, también por la carga de significado de cada palabra) nos sumergimos en una lectura sobrecogedora y angustiosa, pero también cargada de enseñanzas y esperanza.

Están maravillosamente bien retratados los aspectos psicológicos de Laure y de su anorexia. Sientes como propias las luchas, interiores y exteriores, a las que se enfrenta la protagonista, como la tortura que le supone cada vez que llega la bandeja con la comida en el hospital donde ingresó por voluntad propia. O saber que ha llegado demasiado lejos, que no quiere morir, pero tampoco quiere engordar, coger esos kilos que le crean el sentimiento de perder el control sobre su cuerpo, que no la dejan mirarse al espejo, el terror que le supone pensar que no podrá perderlos de nuevo, que no será capaz. Dejar de comer y hacer ejercicio en exceso para adelgazar, para desaparecer: la autodestrucción como venganza hacia una misma y hacia los demás.

La incomprensión que existe de la anorexia por parte de personas que no saben nada de ella, y cómo ciertos comentarios perjudican (o pueden perjudicar) la recuperación de las personas que tienen esta enfermedad, también aparece retratado en el diario que la protagonista escribe durante su ingreso hospitalario. En él también nos da algunas pistas de los porqués que la han llevado a su situación actual y conocemos a otras personas ingresadas con diferentes trastornos.

Dedica gran parte de la narración a hablar sobre sus relaciones familiares y con el médico que está encargado de su tratamiento; cómo van cambiando los sentimientos hacia él, y con ellos, los sentimientos hacia la comida y su propio cuerpo.

Es una novela que me ha gustado muchísimo a pesar de ser dolorosa y tratar un tema y emociones desagradables. La prosa está muy cuidada y la traducción es excelente. Es de las lecturas que te remueven y abren los ojos, de las que no te dejan indiferente. Sin duda muy recomendable. Ya tengo ganas de leer algo más de esta autora.

Esta es una novela cruda, bella y sensible que lo es precisamente porque ha sido escrita por alguien que de verdad entiende lo que cuenta.

Delphine libera pedazos de su biografía en las páginas de este breve libro. Y nos habla de la delgadez como un grito. de la extenuación. de las ganas de desaparecer, hasta que ya casi lo has conseguido. Y entonces solo sientes frío. Y que no puedes volver atrás. Que cuesta demasiado esfuerzo. Nos habla de tener que luchar con y contra una misma. Y de sobrevivir. Hasta que ya no sea cuestión de sobrevivir, sino de curarse.

Me emociona profundamente leer testimonios de mujeres fuertes, valientes, que nos abren camino a todas. Que nos hacen comprender y sentirnos comprendidas. Sentirnos menos solas.
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