En los grandes estados militares del centro de Europa, donde las naciones se interesaban poco en las querellas de los gobernantes, una batalla ganada o la simple ocupación de un país daba a los franceses víveres en abundancia, municiones, caballos, armas, e incuso soldados... En España y Portugal, al contrario, las fuerzas de los franceses disminuían siempre mientras avanzaban, por la necesidad de destinar numerosos cuerpos para combatir a la población del país, procurarse víveres, y guardar comunicaciones largas; y el ejército se encontraba pronto reducido, incluso luego de victorias.