«“Sin Andrée dejó de vivir”. La alegría se me trocó en angustia, pero, entonces me pregunté, ¿qué sería de mí si se muriera?» Sylvie y Andrée fueron dos amigas, dos corazones que un día se encontraron y decidieron hacerse compañía para conocer el mundo y para enfrentarlo. Sus familias eran distintas, pero sus almas, que vagaban por la tierra sin rumbo fijo, un día se encontraron y al unirse nació una historia de amor; un amor que todo lo espera, todo lo cree, todo lo soporta, todo lo perdona. Simone de Beauvoir convirtió sus recuerdos con Zaza en una dulce narración, sencilla y tierna, con unos personajes con los que podrías llegar a identificarte, con inocentes aventuras que te harán gesticular una sonrisa agradable, pero también con desventuras que provocarán que se asome una que otra lágrima mientras lees y te imaginas la historia. «Las inseparables» es un homenaje, una oda al recuerdo hecha por Simone para Zaza, una forma de inmortalizar a la tierna amiga que fue capaz de hacer sonreír su corazón; pero también es una carta de amor y una forma de decir adiós a la mujer que cambió su vida para siempre. No, no hay hechos heroicos, ni grandes sacrificios, no es una historia de grandes acontecimientos que debían convertirse en mitos o leyendas, es solo una historia cotidiana, de dos pequeñas, en un lugar pequeño, haciendo cosas pequeñas para cambiar el mundo (parafraseando a Eduardo Galeano). |