No sé cómo expresar lo que me hizo sentir este libro. Acá Dazai nos presenta a Yozo, un hombre que desde siempre ha sentido que es indigno de ser humano, que el no posee las cualidades necesarias para ser llamado un humano, y menos para pertenecer a la sociedad, por lo cual, siente que debe volverse un payaso para al menos hacer reír a las personas y que no noten su falta de humanidad. Pero cada vez Yozo se va dando cuenta de que a veces ser el payaso no es suficiente, porque existe alguien que nota que él no es así, que es todo una farsa, y entonces pasa a vivir con el miedo de que todos le empiecen a señalar sus fallas como humano, y por esto tampoco es capaz de sentir apego o cariño por las personas. El tipo es un cínico, y a veces se lo puede tildar de machista, ya que dice que no entiende a las mujeres o que las mujeres son muy vanales y no tan «profundas» como los hombres, pero no es machismo ya que él tampoco considera a los hombres ser mejores. Si por Yozo fuera, ya se habría muerto (y de hecho intenta suicidarse, pero no consiguió morir). La vida de Yozo es toda una desdicha. Y bueno, así vamos conociendo los pensamientos y situaciones en las que Yozo se mete para intentar hacer su existencia más llevadera, pero a la final va a terminar sumido en un montón de problemas que a la final lo van a llevar a su perdición a pesar de que no nos cuentan toda su vida. Creo que este libro te pone a pensar en qué es lo que hace de verdad a alguien digno de ser humano, si es que tal cosa existe o si simplemente el ser humano es más que una suerte de acontecimiento que no necesita de mucho pensamiento, y el simple hecho de nacer como humanos ya nos hace uno. Nos pone a pensar si es necesario pensar tanto en los motivos de la existencia, o si simplemente debemos existir sin pensar tanto. |