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Posy y Sebastian se conocen de toda la vida. Una tragedia familiar los acerca, obligándolos a trabajar juntos. Son básicamente incompatibles, pero deben tolerarse si quieren que el negocio funcione. Posy es la representación del romanticismo; busca finales felices en los libros, porque ella misma se niega a encontrar su propio camino. Su relación con Sebastian la afecta de muchas formas, su dicotomía con él es, en parte, el hilo que atraviesa toda la historia. Él es un chico difícil, mujeriego y maleducado, el típico niño que siempre ha tenido todo lo que quiere y que no se preocupa por nadie más que él mismo. Entre ellos los, la relación se desarrolla de forma tensa a lo largo de todo el libro. Particularme, no pude conectar con ellos dos, ni con ninguno de los personajes secundarios; si bien todos tienen sus características particulares, no me resultaron entrañables. Posy es exasperante, hay momentos en los cuales una quiere sacudirla de los hombros para que actúe de forma acorde a su edad y su status. Sí, es un personaje que tiene un pasado trágico, pero no por eso tiene que ser tan… tonta. Sebastian al menos no es el típico personaje de novela romántica; no es extremadamente hermoso ni tiene un cuerpazo. Es un personaje dinámico, fluctuante, que hasta puede llegar a quererse si se le presta un poco de atención. Tiene un sentido del humor particular, y un corazón enorme escondido detrás de capas y capas de protección. Algo que me molestó sobremanera es la cantidad de veces que se hace mención al hecho de Sebastián y su “mala educación”. Literalmente CADA VEZ que él y Posy se encontraban y tenían un diálogo, ella lo llamaba maleducado. Y también lo hacía cuando pensaba en él, o cuando hablaba de él con alguien más. Sebastian es maleducado, vale, lo entendimos en las primeras 10 páginas, no es necesario que lo recuerden cada cinco renglones. Los personajes secundarios son de relleno, no aportan gran cosa a la historia, aunque se desenvuelven con fluidez en ella. Punto en contra: no me gusta la forma en la cual se habla sobre los géneros literarios, con un montón de ideas preestablecidas sobre ellos, prejuicios y demás. Creer que el romance es mejor que la novela de detectives es un concepto terriblemente errado y viceversa. Cada género tiene sus puntos buenos y malos, y nada hace a uno mejor que el otro. El inicio me resultó algo tedioso: el mísmo círculo de mentiras, confrontaciones y dudas durante tantas páginas es algo molesto. La novela comienza a tomar ritmo hacia la mitad, y las acciones se desarrollan de forma rápida y amena. Tiene un plot twist entretenido aunque un final predecible. Si ustedes querían una historia de amor slow burn y detallada, éste libro no es para ello. Lo más “jugoso” en la relación de Sebastian y Posy se construye en menos de 50 páginas. Básicamente los conflictos se resuelven en un parpadeo y eso me resultó bastante molesto. Hubiese disfrutado mucho más el libro si se hubiese centrado más en ampliar el final y menos en establecer la historia en el inicio. Hay muchísimas descripciones tediosas y páginas que me resultan básicamente innecesarias. Lo peor de todo: el “malo” de la historia. Es simplemente plano, un pobre tonto que no tiene nada mejor que hacer que meterse con los protagonistas. Su maldad es básica, casi infantil. Lo que más me gustó: el fanfic que escribe Posy. No tiene desperdicio. Y Lavinia. Una novela de rápida lectura que ayudará a pasar el rato. Las románticas empedernidas encontrarán en ella una compañía ideal. No fue mi taza de té, pero como siempre aliento a que lo lean y saquen sus propias conclusiones. Que a mi no me haya gustado no significa que el libro sea malo ni nada por el estilo. Las reseñas son SUBJETIVAS y no están escritas con ningún tinte negativo. Enlace: http://situacioncaprichosa.w.. |
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