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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
12 November 2019
No podía faltar en la semana de Halloween un libro de relatos. Estaba reservando este en concreto de Daphne du Maurier para estas fechas, y una vez leído he caído que el año pasado también os traje para Halloween otro libro de relatos de la misma editorial, La Biblioteca de Carfax. En aquel caso fue El rostro en el espejo y otros relatos góticos, de la escritora victoriana Mary Elizabeth Braddon, muy recomendable para quien no la haya leído ya.

Pero volviendo a la reseña de hoy, lo dicho, me apetecía traeros a Daphne du Maurier porque todavía no tiene ninguna reseña en el blog, y no será porque no tengo libros suyos en la estantería. También leí este verano Monte Verità, otra joyita (no creo que pueda reseñarla este año, lo mismo la releo el año que viene y os la traigo, ya veremos), pero yo estaba empeñada en No mires ahora y otros relatos para la semana Halloween, que más que de terror o góticos, son relatos con un punto inquietante, desasosegante, incluso bastante oscuro en según qué casos... pero que nadie se acerque a ellos buscando horror en el más puro sentido del término porque no lo va a encontrar (veréis que esa es la tónica de todas mis reseñas esta semana).

Lo que sí os encontraréis es la maravillosa escritura de la autora que, como bien se dice en la breve biografía que acompaña a la edición, muchas veces ha sido subestimada por los géneros literarios que solía escribir (prejuicio que sigue existiendo hoy en día; parece que si se escribe misterio o suspense no se puede ser buen escritor en el amplio sentido de la palabra). du Maurier era una escritora elegante, sutil y precisa a la hora de ambientar sus historias, y su prosa, afilada a la hora de penetrar en la mente de sus personajes, suele llevar al lector a finales que seguramente no le resultan cómodos.

Cinco son los relatos incluidos en este libro, todos ellos escritos entre 1952 y 1971. Os cuento brevemente sobre cada uno de ellos.

No mires ahora. Un matrimonio, John y Laura, que viaja por Italia para dejar atrás un hecho traumático (una muerte) ocurrido en sus vidas, se da cuenta de que, durante su estancia en Venecia, dos mujeres de cierta edad, hermanas, no les quitan los ojos de encima. Una de ellas, ciega, es además vidente, y pronto convence a Laura de que puede ver a esa persona fallecida. Empiezan a encontrárselas en todas partes, él desconfía de ellas, pero Laura las quiere cerca y cada vez se comporta más raro. Hasta que un día desaparece, y comienza la desesperada búsqueda de John (la ilustración de la cubierta pertenece a este relato).

El manzano. El protagonista de nuestra historia enviudó hace tres meses. Su esposa, Midge, falleció de una enfermedad fatal en pocos días, y no puede decirse que su marido lo lamente demasiado. Nos queda claro que no la amaba, que estaba harto de la rutina que llevaba con ella, que se pasaba días enteros en Londres para no estar en su casa, y bueno, que ahora que puede hacer su santa voluntad, la vida le sonríe... hasta que ese viejo manzano del jardín, un árbol esmirriado y deprimente, empieza a recordarle a su mujer. No puede ser, es una tontería, pero se le parece. Y ese manzano empieza a obsesionarle, sus frutos le producen náuseas, el olor de su madera le repugna... parece como si se riera de él desde su aspecto ridículo en el jardín. Ahora que podría ser feliz ese manzano se interpone en su camino, y algo habrá que hacer al respecto.

No después de medianoche. Timothy Grey comienza contándonos que tiene una enfermedad, una afección universal a la que no da nombre en un principio porque primero quiere contarnos cómo la contrajo. Y para eso nos lleva a unas vacaciones en Creta, a un lugar idílico en el que tenía pensado pasar sus días pintando y disfrutando de las espléndidas vistas... pero las cosas se tuercen desde el principio cuando le dan el bungaló de un hombre fallecido unas semanas antes. A eso se suma la presencia de un matrimonio americano, él bebedor empedernido, escandaloso y maleducado; ella rica, ausente y muda de cara a la galería. Ocupan el bungaló frente al suyo, y pronto será testigo de sus idas y venidas, y de su extraño comportamiento.

El estanque. Deborah y su hermano Roger van a pasar las vacaciones de verano a casa de sus abuelos, como todos los años. Deborah es un par de años mayor que su hermano, y ya está entrando en esa edad en la que prefiere pasar más tiempo sola, con sus pensamientos, y dejar a un lado los juegos a los que su hiperactivo hermano la arrastra constantemente. Cerca de la casa hay un estanque, un estanque que por las noches comenzará a atraer a Deborah a un mundo que hasta entonces nunca había imaginado, un mundo lleno de seres fantásticos y sobrenaturales que la reclaman hasta sus aguas pero que, cuando ella ya está allí, parecen impedirle el acceso en el último momento.

Las lentes azules. Marda West está a punto de quitarse la venda de los ojos y descubrir si la operación que le han realizado ha sido un éxito o no. Se estaba quedando ciega y esta operación era su única esperanza. Solo conoce a los médicos y las enfermeras por su voz, y está deseando quitarse la venda para verlos y darles las gracias por todo. Ese día llega, la venda cae, y Marda por fin puede ver... pero lo que se encuentra es un mundo que no esperaba. Son sus voces, son ellos, las personas que le han cuidado, pero lo que ve no tiene sentido. No entiende por qué le están gastando esta estúpida broma, no tiene gracia, la están asustando... ¿por qué lo hacen?

Como veis los cinco relatos son totalmente diferentes entre sí tanto en el tipo de historia que cuentan como en el tipo de inquietud que intentan insuflarle al lector. Repito lo que comentaba arriba, no son relatos de terror (o lo que se entiende por ellos), pero sí son relatos muy inquietantes y oscuros, nada amables ni condescendientes, y con un punto a veces incluso perverso y siniestro. Aparte de adentrarse en el misterio y el suspense, las pinceladas góticas, fantásticas o incluso de ciencia-ficción se reparten entre ellos según el caso, y la narración de du Maurier baila con soltura, refinamiento y estilo entre todos estos géneros, no se le resiste ninguno.

Lo que sí puedo deciros es que ninguno termina con un happy ending propiamente dicho, algo que era muy característico de la autora y que estas cinco historias ejemplifican a la perfección. Y eso que tenemos finales de todo tipo: el que no te esperas ni de lejos y te deja a a cuadros, el que resulta bastante desalentador y turbador, el final que sí que quizás bebe del más puro cuento de terror, el que destila desesperación y descenso a los infiernos, o el que sorprende por la alegoría que esconde y que la autora ha sabido ocultarnos tan bien hasta ese momento. No os digo a qué relato corresponde cada uno de estos finales, pero todos ellos te dejan pensando "qué buena eras, Daphne"..., y aunque es imposible no tener favoritos en un libro de relatos (los míos han sido los dos primeros, No mires ahora y El manzano, y el último, Las lentes azules), todos ellos merecen muchísimo la pena. Con du Maurier no hay relato malo. O no al menos en este libro. Muy recomendable, por si no había quedado claro.

Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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