Si había un destino escrito o no, era algo que no me preocupaba y que de ningún modo quería saber, porque nuestro destino es algo que nos labramos nosotros mismos. Y si sabemos hacerlo bien, si seguimos las señales y los dictados que llevamos en nuestro interior, creemos en ello y trabajamos duro, aquello que buscamos en la vida vendrá a nosotros.
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