La vida nueva

Hay autores que precisan de la desgracia para encontrar la divinidad de la palabra.

Dante, como muchos otros, pasa del empalagoso verso de flores y pedos de colores brilli brilli a lo sublime, precisamente en su mayor momento de amargura.

La obra del poetiso está compuesta por prosa autobiográfica y explicativa de sus versos y por rimas, sonetos y alguna que otra canción.

La famosa Beatriz de su comedia divina vuelve a ser protagonista. Primero como amor de infancia, después como crush ( me encanta este termino para hablar de poesía medieval) inalcanzable.

Como de costumbre los números juegan un papel importante en los textos del florentino.
En este caso el nueve. Esta es la edad de su amada cuando la conoce. 9 son los años que transcurren para el reencuentro.
Hay quien da valor religioso y espiritual a este nueve, al no ser experto en estas lides, poco puedo aportar.

Para gustos, colores. A mi la parte del arpa y los suspiros me parecen rimas de carpeta de colegio.

Es a la muerte de Beatriz ( no me miréis así, que esa mujer murió hace siglos) cuando las composiciones cobran otra dimensión.

Dante pinta con palabras su dolor. Desgarradores versos donde no hay lugar para el consuelo o la redención.

Pese a no alcanzar la calidad en su conjunto a su obra cumbre, afortunadamente esta rareza ha llegado a nuestros días escapando del fuego redentor y de los pirómanos de Cristo.

¡Alabado sea el hereje!

Si gustan de poesía medieval y quieren saber la opinión del autor de sus propias composiciones, pequen.