Todas las cosas guardan un orden entre sí; y este orden es la forma, que hace al Universo semejante a Dios. Aquí ven las altas criaturas el signo de la eterna sabiduría, que es el fin para que se ha creado el orden antedicho. En el que hablo, todas las naturalezas propenden y, según su diversa esencia, se aproximan más o menos a su principio. Así es que se dirigen a diferentes puertos por el gran mar del ser, y cada uno con el instinto que se le concedió para que la lleve al suyo. […] La Providencia, que todo lo ordena, hace con su luz que esté tranquilo el cielo…