Lector, si eres reacio a darme crédito en lo que te diré, no me sorprendo, pues yo lo vi y apenas me lo creo.
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Lector, si eres reacio a darme crédito en lo que te diré, no me sorprendo, pues yo lo vi y apenas me lo creo.
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Los rincones más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral.
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Por mí se va a la ciudad doliente; Por mi se va al eterno tormento; Por mí se va tras la maldita gente. |
—¡Ataja el cansancio!— exclamó mi Señor—. No se llega a la victoria con blanduras. Sólo el recio corazón logra el premio. Cuanto hay de valor cuesta. ¡Levántate!, el dolor pasará. Ve que el cuerpo es carbón seco e inerte, si la pasión del alma cesa. Pero el amor lo mueve todo, sin él, el hombre no es nada. Y aunque te asombre esta pendiente, aún nos espera, mas ya al aire libre, una escala más alta. |
Fuí pecador, y pecador nefasto más la bondad divina siempre abraza al que a ella se dirige suspirando. |
Las cosas más perfectas son también las más susceptibles de recibir tanto aprecio como maltrato.
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Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se llega al lugar en donde moran los que no tienen salvación; la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo a la Divina Potestad, la Suprema Sabiduría y el primer Amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!
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Pues te conviene, tu pereza espanta, (...) que en la blanda pluma fama no has de ganas ni so la manta: quien sin ganarla su vivir consuma igual vestigio dejará en la tierra que humo en el aire y en el agua espuma. |
Aquel de quien bulle un pensamiento sobre otro pensamiento, se extravía, porque el fuego del uno ablando al otro.
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A mitad del camino de la vida, en una selva oscura me encontraba porque mi ruta había extraviado. ¡Cuán dura cosa es decir cuál era esta salvaje selva, áspera y fuerte que me vuelve el temor al pensamiento! |
Marinero en tierra