Trilogía del dolor

Nos encontramos con tres de las más importantes obra de Mella en este volumen: Pogo, Derretimiento y Noviembre, las tres con un denominador común, el realismo sucio y las tres son historias duras, crudas y ante las cuales no puedes pasar de puntillas ni permanecer inalterable.
En Pogo se esconde una amalgama de dolor, sufrimiento, miedo y como compañera de nuestro protagonista la palpable soledad en cada una de sus páginas, así lo he sentido, es una vorágine de sentimientos en los que ni el mismo actor principal sabe qué papel va a interpretar en la próxima escena, violento, atento, escenas descabelladas, amistad, sexo y muerte entremezclados con la desastrosa relación paterno-filial, un padre predicador ausente, una madre enclaustrada en una habitación a la que el protagonista no sabes muy bien si cuida o mata lentamente.
Con Derretimiento entramos de lleno en la violencia, en la degradación moral, estamos ante un niño enfermo maltratado que termina convirtiéndose en un adulto psicópata que no deja de mantenerte con el estómago encogido ante esta metamorfosis kafkiana narrado todo con un realismo y una brutalidad acongojantes mostrando las vísceras más sanguinolentas sin el más mínimo reparo. Sin lugar a dudas una novela para hacerte vibrar y estremecerte en poco más de cien páginas. Bestial. Absolutamente fascinante la forma de mostrar la crueldad sin disfraces.
Y cerramos la trilogía con Noviembre, donde tras la lectura de las dos anteriores se percibe un decaimiento, aún manteniendo cierta sordidez no es tan áspera como las anteriores y no ha terminado de captar mi atención, estamos ante desavenencias matrimoniales, una hija en común con un trágico destino que no queda esclarecido, el comportamiento por parte de unos personajes un tanto paradójico por no decir absurdo y por parte de otros un tanto reprobable y hediondo.
Si algo me ha atrapado, es la oscuridad y la singularidad del autor y su obra.