Cuando pienses en este libro (si es que piensas en él) espero que recuerdes a las chaquetas amarillas. Espero que recuerdes su dedicación y la firmeza del propósito. Tal vez una noche, cuando te despiertes con la boca seca y arrastres los pies hasta el baño para poner la mano debajo del grifo y beber, te sorprendas al notar un movimiento a tu alrededor, al percibir el roce de sus alas cerca de tu oreja, sus patas pegajosas sobre tu pelo, contra tu cuello, el pulso de su zumbido saliendo de estas páginas para meterse en tu piel, su constante zumbido: su vida vibrante mientras se pasan los días chupando la dulzura de la podredumbre.
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