Voz

Que pasaría si Estados Unidos fuera gobernado por un partido hiper conservador que considera que las mujeres no deben ocupar otro lugar que no sea el de la casa, que deben obedecer al hombre que es la cabeza de la familia y el cerebro de la mujer? Si le pusieran una pulsera con un contador de palabras que al llegar al número 100 le diera una descarga eléctrica a todas las mujeres y niñas del país? o las obligaran a dejar de trabajar, estudiar y solamente les permitieran criar a sus hijos y cuidar de sus maridos? o si enviaran a las personas LGTBQ+ a campos de lectura y los obligaran a casarse con personas del género contrario?
Christina Dalcher, nos cuenta en su distopía VOZ, una historia donde una mujer que es doctora en ciencias neurolingüísticas no quiere resignarse a ser sometido a ese mundo espantoso que crea la autora, del cual a veces Estados Unidos (y otros países) no parece estar tan lejos.
Un muy buen libro, en la misma onda de El cuento de la criada, que para mi vale la pena leer.

Mi puntaje: 5 Marinas

El inicio y el desarrollo del libro fueron muy buenos a medida que lees quieres continuar leyendo porque la idea a pesar de que no es original, como te la planteaba no te deja indiferente, te trasmite la impotencia, rabia por la situación de la protagonista y de las mujeres de como les robaron su voz, todos sus derechos educación, trabajo y su dinero, las transformaron en "objetos a los que follarse y no escuchar" y como afectaba esta situación sus relaciones con sus hijos, esposos, padres, amigos, pero el final de la historia me quedo corto o flojo no cumplió mis expectativas, le falto desarrollo, luego de un tema tan interesante con un buen manejo del suspenso y emoción, la idea original que me atrapo y me sedujo para leer, la autora no la supo ejecutar

¿Una distopía? ¿Un futuro lejano? Quizá no tanto… En Estados Unidos una corriente político-religiosa extrema ha ido tomando poder hasta llegar al gobierno. Abogan por “los valores tradicionales”, se hacen llamar “Puros” y su última medida ha sido silenciar a todas las mujeres del país. Sus derechos han desaparecido, también sus libertades… pero sobre todo su voz: con un contador de palabras que les han colocado en la muñeca, las mujeres se han visto limitadas al uso de #100Palabras al día a riesgo de recibir una descarga eléctrica si superan ese número.

La protagonista de la novela es Jean McClellan, antigua doctora y ahora ama de casa. Con ella nos ponemos en la piel de una madre que no quiere ver crecer a sus hijos en esa sociedad y mucho menos a su hija pequeña, que ya lleva un contador en su pequeña muñeca. Así que, cuando el gobierno contacta con ella para que retome su trabajo, no dudará en arriesgarse para evitar el objetivo del gobierno: conseguir silenciar a todo un país.

Perturbadora, seductora… Esta novela te engancha desde el primer momento. El ritmo en que sucede la acción es rápido, pero no te impide reflexionar sobre a dónde puede ir la sociedad hoy en día y el peligro que trae consigo el auge de ciertos populismos radicales.
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Uno de los estilos con los que más disfruto son las distopías. Es increíble lo imaginativas que son algunas personas para ponernos en situaciones extremas. Aunque este, mal que nos pese, no es tan estrafalario ni tan imposible, que lo acontecido en esta novela se transforme en realidad, porque de hecho ya ha sucedido y lo más triste, está pasando en este mismo momento. Hoy le toca a “Voz” una obra de la escritora Christina Dalcher.

“Cien al día. Ni una más. Esa es la cifra de palabras que la neurolingüista Jean McClellan y el resto de mujeres tienen derecho a pronunciar cada día. Una sola palabra por encima de esa cifra y cientos de voltios de electricidad recorrerán las venas de cualquier mujer que se atreva a sobrepasarla. Ese es el mandato del nuevo gobierno. Las mujeres no pueden escribir, los libros les han sido prohibidos, sus cuentas bancarias han sido transferidas al hombre de la familia más cercano y se han suprimido todos los empleos para las mujeres.”

En verdad no es cierto que la mujer en esta historia no tenga un trabajo, de hecho tiene uno “de increíble responsabilidad e importancia. Es la guardiana del hogar, divinamente nombrada. Su posición como esposa y madre y como ángel del hogar es la más sagrada”. Ahí queda eso. Retrocedemos en el tiempo para colocar a las mujeres como un apéndice del hombre, que prepara la comida con una sonrisa por la mañana y se levanta el camisón con complacencia para su marido por las noches. Lo más increíble es que esto aconteció no hace tanto en nuestro país, donde las mujeres pasaban de ser propiedad de los padres para ser después de los maridos, sin poder decidir en ningún momento su destino. Y lo que más terror me provoca es que eso mismo pueda volver a suceder y que todos los hogares sean pequeñas prisiones y en su interior haya celdas en forma de cocinas, lavaderos y dormitorios.

A pesar de que la trama no me resulte del todo singular, sino que sea una adaptación para los fines del libro de una triste realidad, lo que me ha parecido curioso es el modo de presentarlo, al quitarles la voz a las mujeres a través de un aparato que te cuenta las palabras. Y si te pasas de ellas, pobre de ti. Todas aquellas que sean madres imagínense a sus propias hijas con dos añitos y una pulsera que le dice que no puede decir más de cien palabras, al final serán ellas mismas las que no dirán una sola, sin coacción, porque se les ha entrenado para ello. Se le ponen a uno los pelos de punta.

La parte negativa podríamos encontrarla en la sensación que me ha dado de que existe una desconexión, mínima, cabe decir, entre algunas de las partes de la trama; como que en el desarrollo de la misma se produce un pequeño cortocircuito y no encajan las piezas. Por otro lado creo que es algo repetitivo con respecto a algunas ideas o situaciones que la protagonista va recordando una y otra vez y otra vez. Y, por supuesto, puede que a algunas personas les resulte demasiado exagerado, pero recuerden que es una ficción recreada por una escritora pero que a pesar de ello en la realidad, nos encontramos con situaciones en el que las mujeres son meros accesorios del hombre y no tienen ni voz ni voto.

Siguiendo la línea de “El cuento de la criada” en las que las mujeres son excluidas de las esferas públicas y se supeditan a los intereses de los hombres, Dalcher ha creado una historia interesante, poniendo de relieve, de manera novelizada, las circunstancias en las que viven muchas mujeres a las que se les ha silenciado y si no tienes voz, no podrás defenderte. El modo en el que se desarrolla la acción te mantiene entre sus páginas, aunque en ocasiones se hace un pelín pesado; es imaginativa con ciertos puntos negativos que no te impiden disfrutar del conjunto. Ingeniosa, con una pizca de romance, que hace que las horas pasen rápido y por supuesto que te hará reflexionar. Para aquellos que les guste este género, está recomendada.
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Este es el segundo libro que leo de esta autora, de nuevo una novela distópica pero en esta vez la premisa cambia respecto a IQ: aquí, las mujeres tan solo pueden decir 100 palabras al día.

Personalmente disfruto mucho de las distopías y esta partía de una trama que me resultó novedosa y me causó mucha curiosidad antes de comenzarla. Además, viene cargada de aspectos tan aterradores como es una sociedad machista, homofóbica y violenta en la que la mujer queda totalmente ignorada y menospreciada, al igual que todo lo que se sale de lo “normal”, lo que me ha generado muchas reflexiones y me ha estremecido en más de una ocasión. Sobre todo, porque muchas ideas que se plantean no son tan diferentes a las de la mentalidad del pasado y, por desgracia, algunas situaciones que se muestran realmente no son tan lejanas ni inverosímiles.

De nuevo, la narración es ágil y sencilla, y sabe transmitir al lector los sentimientos de la protagonista, sus miedos, sus frustraciones y su deseo de rebeldía. La historia tiene mucho ritmo, en la primera parte la lectura se hace muy amena porque quieres saber todos los detalles de cómo es la vida en esa horrenda sociedad y cómo se ha llegado hasta allí y la segunda mitad también se lee muy rápido porque los hechos vas escalando y la intriga y la tensión aumentan.

Creo que si os interesan las historias distópicas o del estilo de El cuento de la criada, esta también os gustará (aunque en mi opinión, no llega a ser tan dura ni escalofriante). Es un libro muy original, que os provocará un nudo en el estómago pero también os entretendrá hasta la última página.
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Voz es un libro que empecé con las expectativas muy altas, pues había leído tantas reseñas buenas de él que tenía el libro escrito en grande y en negrita en mi lista de futuras lecturas. Por lo que cuando empecé el libro pensé que tenía en mis manos una maravilla, y no es que no lo haya sido pero quizás esperaba más.

Este es uno de los pocos libros que he leído en el que el personaje principal me duplica la edad, lo cual pensé que se me haría cuesta arriba, pues hablaría de cosas como la familia y los hijos y me aburriría un poco. Pero no ha sido así.

Voz cuenta con ochenta capítulos los cuales tienen una duración bastante corta, por lo que en seguida te los lees, además de que la autora sabe dejarte con las ganas de más al final de cada capítulo.

Me ha gustado mucho como se ha desarrollado la historia, pues empezamos conociendo a Jean, su vida, su pasado y lo que piensa de todo lo que sucede. Para luego adentrarnos un poco más en todo lo que está pasando y ver como funciona su trabajo. Además, a medida que avanza la historia nos cuenta también cosas del pasado, por lo que nos ayuda a conocer mejor como es ella y los de su alrededor.

El mundo creado por Christina Dalcher, podría ser perfectamente el típico mundo utópico de la serie Black Mirror, y eso me hace pensar en lo aterrador que sería si se hiciese realidad. Aunque soy una mujer de pocas palabras, me encanta leer y si no pudiese tener un libro a mi lado no sería feliz.

Sobre los personajes me han gustado bastante todos, aunque hay cosas que no he terminado de entender por ejemplo de Patrick casi al final de la historia, en una de las últimas conversaciones que tiene con su mujer.

En resumen, aunque esta reseña es bastante corta, debo decir que ha sido un libro que me ha gustado, con el que al final de cada capítulo tenía ganas de más y que me ha hecho pensar en cómo sería si de verdad sucediese eso. Aunque, creo que le ha faltado un poco más de acción o de emociones, ya que en ocasiones me parecían muy fríos y la historia un poco lenta.
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¿Te imaginas que solo pudieras pronunciar 100 palabras al día?


Con esta premisa nos adentramos en Voz, una distopía feminista que nos presenta una sociedad en la que a las mujeres no se les permite trabajar, ni opinar... ni prácticamente hablar. Para ello llevan un contador de palabras, que controla que no sobrepasen los cien vocablos diarios.


Y si los sobrepasan... deberán atenerse a las consecuencias.


A través de la vida de Jean y su familia navegamos por esta sociedad que te pone los pelos de punta. Y no dejaremos de preguntarnos, una y otra vez, "¿realmente esto podría llegar a suceder?". Sin ninguna duda, es un libro que esconde mucha crítica y que invita a la reflexión.


De la trama, poco puedo contar. Merece la pena adentrarse en ella sin saber muy bien qué esperar. Solamente diré que, como pasa siempre ante la opresión, hay dos bandos: los que están a favor de ella, y los que están absolutamente en contra. Pero solo uno puede ganar.


Una novela dinámica y envolvente que enseguida te atrapa y te insta  a seguir leyendo. Pues, aunque no sea el más original de los desarrollos, con una estructura completamente lineal y unos personajes algo estereotipados, es el trabajo de construcción de la sociedad, siendo esta tan verosímil, lo que hace que no puedas dejar la lectura.


Si te gustan las obras como El cuento de la criada o El año de gracia, te recomiendo que le des a este libro una oportunidad.


Y para acabar, os pregunto: ¿creéis que como sociedad seríamos capaces de permitir que se silenciara al 50% de la población?

En Voz, de Christina Dalcher, nos encontramos una historia que parte de una premisa la mar de interesante pero que no acaba de cuajar del todo, quizás porque las comparaciones son odiosas ( y sí, tengo en mente El cuento de la criada ).
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Voz nos describe una sociedad distópica y claramente misógina, donde la mitad de la población, las mujeres, han sido silenciadas. No pueden decir más de cien palabras al día, so pena de una descarga eléctrica mediante un artilugio que deben llevar en la muñeca ( da miedo lo que puede salir de ideas como esta). Y no sólo eso: tampoco pueden escribir, tienen prohibidos los libros, sus cuentas son transferidas al los hombres de la familia y tampoco pueden trabajar fuera de casa. En algún momento del libro uno de los personajes masculinos afirma abiertamente que eso es lo ideal, que las mujeres no hablen y que se queden en casa,, y que así el mundo irá mejor. El planteamiento es bastante bestia pero no me digáis que no suena espantosamente cercano...
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La historia está muy interesante mientras la autora nos va describiendo el día a día de la protagonista y su angustia vital, cada vez mayor. Se trata de una mujer preparada profesionalmente que tiene que ver cómo su familia también sufre las nuevas leyes y que sobretodo teme por su hija pequeña. A pesar del apoyo de su marido, esta mujer va dándose cuenta de lo que se persigue con estos mandatos: soledad y aislamiento. Anulación. Son muy interesantes los diversos puntos de vista de algunos personajes y la pena es que al final la historia acaba pareciendo más un telefilme de sobremesa, con acción incluída, que un análisis más apropiado de este tipo de totalitarismos. Aunque tiene ideas muy buenas bastante desaprovechadas no llega a despuntar. Aún así recomiendo la lectura, aunque sólo sea por seguir recordando ciertas cosas que no hay que olvidar.

La premisa del libro, un EEUU en el que las mujeres vuelven a ser sólo amas de casa y sólo pueden pronunciar 100 palabras al día me ha gustado mucho.

La impotencia que he sentido mientras Jean, la protagonista, nos contaba cómo habían llegado a ese punto y cómo se sentía ella en esta situación ha sido brutal.
Sin embargo, creo que se ha alargado mucho la parte en la que se nos pone en contexto, tanto que llegué a un punto en el que ya necesitaba que pasase algo más. Y ese algo más pasa, y empieza la acción, pero he sentido que toda la acción se desarrollaba muy rápido y que se resolvía todo de un plumazo.

Toda la historia está narrada en primera persona por Jean, y esto ha hecho que me haya quedado con la sensación de saber las cosas muy a medias. Me hubiese gustado saber más del resto de los personajes, sus vivencias y sus pensamientos. Y, por supuesto, me hubiese gustado saber más de la Resistencia, de sus miembros y de cómo operan.

No me ha gustado nada en él, solo la idea.

No creo que este bien escrito, los personajes ninguno está bien desarrollado, la protagonista no es tampoco muy carismática.

Como digo, la idea me parece genial, un mundo distópico en el que silenciar a las mujeres y así controlarlas, un grito feminista, pero la autora la desarrolla de forma tediosa y aburrida, podría haber muchísima más acción y haberlo hecho mucho más entretenido, pero el desarrollo se queda en nada.
No se si la intención de la autora era hacer unicamente el grito feminista, porque si quería desarrollar una novela entretenida de ciencia ficción con ese toque reivindicativo se ha quedado muy muy pobre.
Capítulos cortos pero sin interés, el desarrollo científico, meh, y el final me pareció como el resto de la novela... sin emoción.