![]() |
Gerald Durrell se siente decepcionado al ver que el paisaje de Nueva Zelanda es muy parecido al de Inglaterra. También sorprendido ante la ley sobre el alcohol: los bares cerraban a las 18 horas. Algunos de las aves que conocen son el vuelvepiedras -aves con pico torcido en peligro de extinción. Un ave de conformación hermosa con actitudes desconcertantes para el naturalista. Los patos del paraíso. Durrell y su equipo visitan geiseres y las ciudades de Rotorua, Wellington, Kapiti, una pequeña isla cercana a la costa, que era un refugio de aves, y Monte Cook. Además tiene acceso a distintas reservas de aves como los wekas, pájaros curiosos, el chupamiel, la paloma neozelandesa, los kakas, uno de los grandes loros de Nueva Zelanda. Una colonia de albatros viajeros y los pingüinos ojigualdos en la Isla Sur es motivo de aventuras. Durrell ayuda a un albatros a construir su nido. Atrapa un pingüino para fotografiarlo. Avistan pardelas acutirrostras, unos pájaros pequeños y de aspecto frágil, pingüino, El pájaro bobo menor, los cormoranes. El tuátera lo sorprende porque es un genuino monstruo prehistórico...son los únicos que tienen un ojo pineal: varias clases de lagartos y algunos otros animales también lo tienen. El kakapú o loro búho es no sólo una de las aves más raras de Nueva Zelanda, sino una de las más extrañas. El plumaje del kea es “una melodía de verdes, que van desde el verde hierba hasta el color de la salvia” . De los tres países, Australia es el país que elegiría. Allí conoce a David Fleay, probablemente uno de los naturalistas australianos más conocidos en el mundo. Visualiza cacatúas rosadas, aves lira, cucaburras, uombat, el opossum lirón pigmeo, bandicut narigudo, canguros, ualabíes, ibis y un casuario, el taipan, la serpiente más mortífera de Australia, grullas, koalas, ornitorrincos y hastap puede presenciar el nacimiento de un canguro. En canoa, bote, buque, camioneta o transbordador, la aventura es interminable y cargada de experiencias inolvidables. En Malasia se interna en el Parque Nacional de Malasia para apreciar al lois, padecer a las sanguijuelas en la selva, ver la cobra real, siamangs, el reptil dragón volador, los cangrejos violinistas, y la tortuga laúd. La importación de animales foráneos a Nueva Zelanda pone en peligro el equilibrio ecológico. Durrell resalta que la conservación de animales implica salvaguardar a los animales y también a su entorno. 393 palabras + Leer más |
En "Fieras familiares", el zoólogo y escritor Andrés Cota Hiriart relata sus extraordinarias experiencias con insólitos animales y todo lo que aprendió de ellos: desde su más temprana infancia, cuando su amor por la naturaleza le llevó a interesarse por los insectos, reptiles y anfibios más variopintos y a convertir su casa en un zoológico improvisado –en el que toda su familia se vio envuelta en excéntricas aventuras cotidianas protagonizadas por escorpiones, cocodrilos o serpientes pitones; hasta su juventud, cuando se dedicó a viajar por lugares tan exóticos como las Islas Galápagos, Borneo o Isla Guadalupe para observar a la fauna salvaje en su hábitat natural.
Ajolotes, orangutanes, dragones de Komodo y tarsios pueblan este divertidísimo y original libro con ecos de Gerald Durrell en el que las memorias del autor y las anécdotas más sorprendentes se funden con la mejor divulgación científica. Andrés Cota Hiriart transmite al lector su pasión y sus ansias de conocimiento por la vida animal que nos rodea y nos hace reflexionar sobre el imprescindible papel del ser humano en la conservación del planeta.