Cuando cogí este libro entre manos pensé que sería uno más de los que habla de naturaleza con un toque bucólico y con cierto tono de ensayo por parte del autor, que es naturalista... pero ¡oooooohhhh dioses! Que me he encontrado con un libro delicioso, divertidísimo y muy instructivo. Podría estar horas haciendo alusión a las diversas peripecias del niño Gerald con los animales pero sería un no parar y no sabría donde empezar y cómo acabar. Pues eso, que me ha encantado y también me ha servido de mucha ayuda el glosario de animales que viene al final del libro. Seguiré con la trilogía, sin duda alguna |