El color de la piel (2003) me gustó aunque lo encontré triste con un Heredia más solo qué nunca, avejentado, sin dinero y que vive trasnochando, libando y soliloquiando con el gato Simenon que ya me parece antipático con tanta reflexión gatuna. En este tomo suceden cosas agradables como el retorno del kiosquero Anselmo, cansado con su matrimonio viñamarino con la pitonisa y que sale huyendo y retomando su negocio, lo que es una compañía y seguridad para el pobre Heredia. Además le procura buenos datos para las apuestas hípicas cuyas ganancias sacan de apuro al detective. También entabla una nueva amistad con un inspector llamado Cardoza que lo apuntala con los datos que Heredia necesita para investigar. Por el lado de los amores, en este tomo el sabueso tendrá una corta pero buena relación con una peruana que trabaja en un bar y que podría reanudarse si la peruana vuelve algún día a Santiago. El caso policial esta vez atañe a la búsqueda de un joven peruano que desaparece. Hace parte de los miles de peruanos que ingresan a Chile sin papeles y viven en condiciones precarias. El hermano del joven peruano, que representa otro caso de trabajador sin papeles, contrata a Heredia. Heredia va investigar y acercarse a esta población flotante de extranjeros que sobreviven duramente y son muy solidarios entre ellos. Provocan por lo general el rechazo de los chilenos que los acusan de participar en todo tipo de delitos. Heredia va a resolver el caso que no es nada limpio y tiene ramificaciones más que turbias y corruptas. El joven peruano no andaba con buenas juntas…Y página 82 se lee…a la falta de hospitalidad, a la estupidez de creernos superiores a los demás. El mundo está lleno de racismos intolerantes y preocuparse por el color de la piel es un camino que no conduce a nada bueno. Y siempre esa poesía urbana que sabe escribir Díaz Eterovic, desde el primer párrafo del libro nos brinda una buena entrada en la materia Heredia está un poco resquebrajado moralmente y recuerda a menudo su pasado en el orfanato. Es probable que el escritor se auto refiere en este tomo con « un escritor » a quien Heredia cuenta sus casos aunque con una buena cantidad de mentiras. El escritor ordena las historias y las publica en forma de novela aunque Heredia no sabe si el tipo vende bien sus libros, pero en todo caso se entretiene con lo que él le cuenta y eso ya es bastante. No se puede pedir todo en la vida (página 81). Un tomo triste y melancólico con una excelente descripción de un Santiago céntrico. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. + Leer más |