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Me da pena escribir esta reseña sabiendo que coincido con las otras lectoras del libro en que es un texto interesante y atractivo, pero con el que no he conseguido conectar. En mi caso, el principal motivo de que esto haya ocurrido es que estoy acostumbrada a que una novela negra sea de ágil lectura y que no demande demasiado esfuerzo para entender la trama. Y este libro para mí (y creo que en general para un lector medio) si es algo que no permite es precisamente eso. El principal problema es la barrera idiomática. Que bueno, ya se sabe desde el principio que está escrito en español peruano, pero de verdad que no me esperaba tener que ir parando unas cinco veces por página para buscar palabras en el diccionario porque sino no entendía de lo que me estaban hablando. Y, sinceramente, eso en novelas de otros géneros, aun resistiendo un poco tedioso, lo puedo soportar; pero en una novela negra, que la leo más bien para disfrutarla de manera fácil, no. Por otra parte, el modo de narrar, presentando de repente elementos salidos de la nada, ha hecho que tenga que volver adelante y atrás más de una vez ha hecho que la lectura me resultara aburrida. Y sin embargo, sé que la trama, en la que se mezclan crímenes, corrputelas, violencia y sexo, contada de otra manera, me hubiera resultado muy atractiva. Por ello, tengo que coincidir con las otras lectoras del libro en que posiblemente, el problema no es el texto, sino que no es una obra para mí. |
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