He de decir que los libros de ciencia ficción no son los que me llaman más la atención a la hora de escoger una lectura, pero esta historia me ha atrapado. No quiero desvelar más de lo que cuenta la sinopsis, e intento no hacer spoiler, pero si no digo que la trama principal de esta novela es sobre el mutiverso y la fisica cuántica, no podría hacer la reseña. Y no os asustéis, que no hay que ser una eminencia científica para entender el libro, lo explica de forma muy sencilla, y tampoco es que dedique muchas páginas a ello. Vamos a lo importante. Jason Dessen, nuestro protagonista, se encuentra confundido y desorientado. Ha despertado en una realidad que no conoce, su mujer Daniela, no es su mujer, él no es profesor de física, y su hijo adolescente nisiquiera existe... Recuerda que, la noche anterior, un hombre lo raptó a punto de pistola y le inyectó un suero. A partir de aquí empezará una búsqueda y una lucha contra sí mismo para llegar al universo al que pertenece. El autor no hace descripción de los personajes, de hecho la novela está narrada casi toda en primera persona, desde la perspectiva de Jason. Esto hace que conozcamos poco a los personajes secundarios, pero que sin embargo, nos adentremos en los sentimientos y miedos de Jason, y al narrarnos lo que él ve y siente, lo acompañemos en sus decisiones y miedos. Puntualizar, que me pareció un personaje con el que es muy fácil empatizar, humano, aún estando enmarcado en una trama de ciencia ficción, es muy fácil identificarse con sus sentimientos y miedos, y como se enfrenta a los conflictos. Me ha parecido muy fácil de leer, los capítulos son largos, algunos demasiado... Pero utiliza frases cortas, y eso se nota sobre todo en los momentos de más tensión, que hacen la lectura más rápida aún. El autor consigue que te sumergas en el mundo de Jason, y te engancha gracias a la rapidez con la qué suceden los hechos, y a los giros inesperados y que quieres saber como se resolverán. Aunque cuando se acerca el final te haces una idea de cómo puede ser el desenlace, por lógica, pero la mayoría del libro te sorprende. Solo a la mitad, baja un poco el ritmo, y se hace algo pesado y repetitivo, pero tiene que ser así, esas situaciones repetitivas son parte de la historia. Algo malo, es que cuando terminé de leerlo, me quedé con algunas preguntas sobre un par de temas que se quedaron en el aire y que el autor podría haber tratado y resuelto. Me da la sensación de que zanja temas pero a la vez los deja abiertos... También puede ser una puerta abierta por si decide escribir una segunda parte, quién sabe... En resumen, si te quieres embarcar en una historia atrapante, basada en un protagonista al que se lo arrebatan todo y te apetece acompañarlo en su búsqueda, y además con el tema de mundos paralelos de fondo, éste es tu libro. Sin duda una lectura muy recomendable + Leer más |
"Recursión" la nueva novela de Blake Crouch, además, será adaptada para la plataforma de Netflix bajo la batuta de la gran Shonda Rhimes.
Hay una pandemia en el mundo, es el “Síndrome del Falso Recuerdo” (SFR) que hace que las personas tengan falsas memorias de hechos que nunca vivieron.
Años atrás, la neurocientífica Helena Smith trabajo duró para crear máquina que permitiera a las personas recuperar sus recuerdos. Con el dispositivo tecnológico buscaba ayudar a que gente con enfermedades de la memoria pudiera recobrar sus recuerdos.
Consiguió los fondos para construir la llamada “silla de la memoria”, fue una promesa a su madre que padecía Alzheimer. Pero nunca imaginó que una alianza pactada en aquel tiempo llevaría su experimento más lejos.
Una década más tarde, es evidente que algo ha fallado y el SFR no sólo hace que las personas experimenten recuerdos que no son suyos, sino que sean tan vividos que el 10 por ciento de los infectados se suicidan. Además, las remembranzas falsas se mezclan con las legítimas lo que deja a los enfermos en un estado permanente de ansiedad y confusión. Es como si volvieran a vivir escenas de su pasado y todo se alterara con episodios ficticios.
Barry Sutton, un agente neoyorkino, que lleva tiempo estudiando los casos de SFR une sus fuerzas con Helena para desmantelar el laboratorio y a las personas que han tomado el control de “la silla de la memoria”. Detener la propagación de un mal que no tiene agentes patógenos y tampoco formas comprobadas de contagio, no es un asunto fácil por resolver.