El pasaje

A estas alturas poco hay que pueda deciros sobre El pasaje que no hayáis leído en cien reseñas mejores que la mía. He tardado mucho tiempo en leer este libro y, la verdad, no entiendo por qué. Los vampiros siguen siendo mis seres de fantasía favoritos a pesar de la “plaga” que todos hemos sufrido los últimos años.

Bueno, sí, no son vampiros exactamente lo que aparece en el libro, pero se parecen bastante ¿no? Son el resultado de un experimento fallido, tan fallido que la humanidad está al borde de la extinción. Todo ocurre muy rápido, no hay tiempo para contraatacar ni para defenderse.

La narración transcurre en dos momentos: el pasado que nos va contando la génesis del experimento, los protagonistas del error y nos presenta a Amy. A veces tuve la sensación de que el autor estaba abriendo demasiadas líneas argumentales a la vez y que acabaría perdiéndome en algún momento. No ocurrió nunca.

El segundo momento es casi cien años después. El mundo ha cambiado por completo. Los supervivientes, cada vez más escasos, sobreviven como pueden, con nuevas reglas, nuevas normas y nuevos estilos de vida. Con muy poco conocimiento sobre lo que realmente ocurrió y con la amenaza cotidiana de un ataque en cualquier momento.

Lo curioso es que, a pesar de sus más de mil páginas, en ningún momento te cansas. Su argumento intrigante, dejando siempre misterios sin resolver te van haciendo cómplice de esta aventura. Te integra en ella, y solo eres capaz de seguir pasando páginas para saber más de todos los personajes que aparecen allí. Para intentar averiguar qué o quién es Amy y cuál es su papel en todo ello.

Pero no solo hay intriga, sino que Justin Cronin nos lo acompaña de terror, un terror que la mayoría de las veces es tan tenue que no te das cuenta de él hasta que llega el sobresalto. Porque os aseguro que siempre llega un sobresalto al final.

Porque estos vampiros, o virales como se les llama en el libro, dan verdadero miedo. No hay una descripción exhaustiva sobre ellos, pero con los trazos dispersos que iba dando el autor mi imaginación creó un monstruo a medio camino entre los murciélagos, los humanos y algún tipo de insecto asquerosito.

He leído reseñas que lo han encontrado algo pesado y lento en sus partes centrales, a mí no me ha ocurrido, tardé 6 días en leerlo y porque trabajaba y me caía de sueño por las noches, que si no me hubiera durado dos. No podía quitármelo de la cabeza cuando no tenía la nariz sumergida en sus páginas.

Una excelente novela con muchos tipos heterogéneos de personajes cada uno con diversos niveles en sus personalidades, una historia llena de acción y la unión de varios géneros literarios a la vez: thriller, misterio, terror… Con un argumento que se detiene en detalles que enriquecen la narración, que profundiza en características muy personales para que nos sintamos parte del libro. Y un final brusco, que te deja como en mitad de algo importante (y después de más de mil páginas esto ya tiene su mérito…) y con muuuuuuchas ganas de conseguir la segunda parte.
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Me ha costado mucho, he tenido que intercalar lecturas porque veía que me metía en parada lectora de las pocas ganas que tenía de leer esto, manos mal que he decidido empezar a leerlo en diagonal porque esto es un rollo.

Hay varios personajes y solo uno es interesante Emy la niña, el resto dan igual, y la historia de ella se va intercalando en pequeñas dosis con lo que nunca me he llegado a enganchar además como es primera parte, no me veo capaz de leer una página más de esta historia.

El tema es interesante, a causa de una investigación científica sobre niños cae una epidemia en el mundo creando una especia de vampiros, esto estaría bien sé el desarrollo no fuera tan aburrido, son muchas páginas para cuatro cosas.