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Es la historia de una familia, de una guerra, de una situación política compleja que ataca la supervivencia de personajes que no son héroes, ni están perdonados, ni salvados de ninguna manera. Quizá estén incluso condenados, pero aún así están, existen y son oprimidos y apaleados por quienes no saben que quizá debieran serlo. Lo más rudo y lo más oscuro del arquetipo que nuestra cultura conoce como 'familia' contado de forma que resulta más rudo y más oscuro todavía. Una evolución del estilo de Woolf en el que en el pasar de un personaje a otro se muestra también a la autora juzgándolo sin que ni el personaje ni la autora ganen en una perspectiva 'objetiva'. La dureza de la vida también se muestra en esto, en no saber dónde se juzga o donde está la verdad. El lenguaje de la escritora en este caso juega con las reglas gramaticales y las reglas poéticas de la metáfora para trastocar lo que conocemos y mostrarlo como trastocado fuera de lo maniqueo, fuera de lo simple, fuera incluso de lo feo o lo bello. El juego es impecable. |
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