Cincuenta capítulos, que se leen muy fácil ya que no dejan de suceder cosas, en los que, como en la vida misma, habrá momentos de felicidad y también de tristeza. Además de una trama donde se combinan amores (im)posibles, emoción y unos protagonistas que poseen cicatrices tanto en el cuerpo como en su alma, en la novela también se tocan temas con más trasfondo como los problemas sanitarios, la violación de los derechos humanos o los gobiernos totalitaristas camuflados de falsa democracia que aún siguen existiendo hoy en día en África. Hace unas semanas leí que le preguntaban a la autora (a quien conozco y sigo en Instagram): "¿A qué huele "Cicatrices en África?", a lo que ella respondió: "A África". Cristina tiene razón, pero a mí también me ha olido a NOVELA (con mayúsculas). |