 |
Confieso ser una de esas personas que se consideran buen lector pero que, por muchas razones pero también por algo de miedo, nunca se ha puesto en serio con “Rayuela”. “Bestiario” es, por tanto, mi entrada al universo Cortázar y la verdad es que como puerta ha cumplido su labor a la perfección: me he adentrado en su universo y me ha despertado la curiosidad por seguir paseando por él. Recién terminada la lectura, he de confesarlo, este “Bestiario” no me había entusiasmado. Quizás no fue el mejor momento o la mejor de las situaciones para leerlo, pero me supo a poco. Sin embargo con el paso de los días y las revisiones para escribir esta reseña, he notado que me ha dejado poso. No es poca cosa. El libro está compuesto por ocho cuentos en los que nada es lo que parece, donde a veces estás leyendo algo que realmente te está contando otra historia y donde la imaginación debe estar siempre atenta y afilada. O quizás no. Con esa ambivalencia juega Cortázar para que un mismo cuento no revista dos lecturas iguales y así el libro crezca exponencialmente con el número de lectores. Quizás a mí un cuento me haya parecido vacío y sin sentido, mientras que a ti te haya parecido una maravilla alegórica que te ha significado mucho. O al contrario. No es esta desde luego una lectura fácil, pero creo que a estas alturas que un texto nos exija un esfuerzo mental y una reflexión sosegada no es sino una buena noticia. Lo que no creo que admita discusión es el dominio del lenguaje de Cortázar. La riqueza, las metáforas y la musicalidad no decepcionan, y descripciones de situaciones mundanas aparecen deslumbrantes para maravillar al lector. En definitiva, creo que una lectura más que recomendable. |
>
