La compañía negra. La primera crónica

La compañía negra es la primera parte de la trilogía Los libros del norte, que a su vez forma parte de Las crónicas de la compañía negra, una larga serie de fantasía épica compuesta por diez libros (trilogía Los libros del norte, bilogía Los libros del sur, tetralogía Los libros de piedra reluciente y una especie de spin-off llamado El clavo de plata). Toda la serie se publicó entre 1984 y 2000, pero ahora Montena ha decidido lanzar una nueva edición de la trilogía Los libros del norte; probablemente, porque este mismo año se va a estrenar una serie de televisión basada en ella. Este libro nos cuenta la historia de Matasanos y sus compañeros de la Compañía. ¿Y qué es la Compañía? Un grupo compuesto por mercenarios con poderes mágicos o habilidades para la guerra que se vende al mejor postor. Los miembros de la Compañía no tienen escrúpulos, ni remordimientos, y puesto que viven en un mundo que se cae a pedazos, sumido en una terrible guerra que nunca acaba, su inquietante frialdad y falta de empatía les resulta de lo más útil. Harán lo que sea necesario con tal de que les paguen y así poder vivir un día más. Sólo son fieles a la Compañía, porque la Compañía es su hogar.

Nada más leer el primer capítulo, supe que me había equivocado con este libro, ya que se ve claramente cómo es el estilo del autor y cómo va a desarrollar la trama. La historia comienza in media res, con la Compañía intentando finiquitar una misión. No conocemos a los personajes, ni la ciudad en la que están, ni cuál es su propósito. Lo único que sabemos es que un tal Matasanos es nuestro narrador y que la acción no se corresponde con el presente, sino que se trata de una crónica -rehogada en humor ácido- del día a día de la Compañía. Puede que la influencia no sea directa ni deliberada, pero La compañía negra posee muchos elementos que me han recordado al Postmodernismo, un movimiento que surgió como consecuencia de esa visión pesimista y caótica del mundo generada por la Segunda Guerra Mundial. En primer lugar, los personajes son irrelevantes en la trama y han sido deshumanizados; los miembros de la Compañía no son más que marionetas que cumplen órdenes, que han renunciado a sus verdaderos nombres y ahora sólo se distinguen con motes dignos del ingenio de un niño pequeño (Matasanos, Un Ojo, Silencioso, Tam-Tam, son algunos de ellos). Como veréis, aparecen muchos personajes en esta novela , pero en realidad todos se pueden reducir a una simple idea: tras años de barbarie, muerte y dolor, todos los soldados quedan rotos y vacíos por igual, sin importar cómo se llamen. No tienen sentimientos, lo que los convierte en personajes con una moralidad muy ambigua y eso era lo que más me había llamado la atención de las reseñas que había leído, pero el autor lo ha llevado tan al extremo que al final perdí el interés. Apenas llegamos a conocer a Matasanos, el propio narrador, y aunque creo que construir unos personajes tan distantes y aparentemente planos es un recurso muy interesante, la trama no me enganchó lo suficiente como para querer seguir leyendo.

Unido a esto, salta a la vista que la novela es una oda a la absurdidad de la guerra, que es justo lo que querían transmitir los postmodernistas. Ya desde la primera página, el lector se ve abrumado con escenas violentas, donde la muerte hace acto de presencia y apenas se le da importancia. Los miembros de la Compañía están ya demasiado acostumbrados, han aceptado que la realidad es así de cruel e injusta, por lo que no malgastan más segundos de los necesarios en lamentarse por la muerte de alguien. Matan, roban, mienten, huyen... Ni todo el dinero del mundo consigue hacerles olvidar lo miserables que son sus vidas, así que se limitan a actuar por puro instinto. Sin embargo, lo que menos me ha gustado de la compañía negra es el estilo de Glen Cook en sí. Nos encontramos con abundantes diálogos que, o bien van directos al grano y están cargados de información, o bien no aportan absolutamente nada; el autor muchas veces ni se molesta en aclarar qué personaje está hablando y rara vez nos da alguna pista sobre sus expresiones faciales o su lenguaje corporal. Además, las descripciones de las localizaciones brillan por su ausencia, hecho que contrasta de manera clara con las típicas novelas de fantasía épica en las que cada lugar es descrito con pelos y señales para facilitar la inmersión del lector en el mundo. Por todo esto y más, la lectura pueda convertirse en un quebradero de cabeza; especialmente para aquellos lectores -entre los que me incluyo- que no disfrutan con este tipo de novelas tan fragmentadas, que juegan a confundir con los saltos temporales, los cambios de escenario y las conversaciones ordinarias.

Como dije al principio de la reseña, no pude terminar el libro y mi opinión se basa exclusivamente en su primera mitad; a lo mejor luego la historia se aborda de otra manera, quién sabe, aunque me parece poco probable. Os animo a que busquéis más reseñas de la compañía negra si de verdad os interesa, porque a pesar de no ser de mi agrado, puedo entender que muchos otros lectores se hayan enamorado de esta novela de fantasía tan poco convencional.
Enlace: https://mioasisdepalabra.blo..