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Crítica de AGamarra


AGamarra
08 January 2021
La primera vez que escuché sobre la intervención francesa en México (que creo es algo muy ignorado o conocido en todo el mundo) fue a los 14 años cuando en Historia del Perú me enteré que el presidente Ramón Castilla trató de enviar un contingente armado para apoyar a México en su lucha, que lamentablemente la misión naufragó y se perdió el propósito. Naturalmente me pareció loable y de acuerdo con el espíritu solidario americano, además en ese tiempo Perú alcanzaba su máximo esplendor financiero y militar. Luego ya cuando conocí a Napoleón III también me enteré algo de la expedición, sin embargo, nunca llegué a leer más de una o dos páginas de artículos referentes a ella porque no tenía acceso a más bibliografía.
Este libro que me encontré en una de las últimas FIL de LIma, ni bien lo vi lo compré porque entendía que era una biografía de un austríaco sobre los emperadores Maximiliano y Carlota. También suponía y tenía esperanzas que me dé más conocimiento sobre el segundo imperio francés (que tanto me interesa) y que ya conozco algo, sobre todo estos últimos años he leído bastante de sus batallas y la guerra franco prusiana.
Este libro no me decepcionó en ello e incluso superó mis expectativas con respecto al segundo imperio francés, pues para explicar los inicios de la empresa mexicana hace una descripción muy interesante de la corte francesa con muchos detalles que no conocía o que no tenía muy en claro.
Desde luego el libro sobre todo es de Maximiliano (conocido antes de ser emperador siempre bajo el nombre de Fernando Max), más parece que el título de "Maximiliano y Carlota" es puesto por el gusto de los mexicanos por el destino de la desdichada emperatriz. Es un libro enorme, pues aunque tiene 700 páginas en el papel, las letras son pequeñas y al final hay doble columna de las valiosas cartas entre los emperadores franceses y mexicanos, así que su longitud debe ser de 1000 páginas, me demoré por eso en leerlo pero para nada se puede decir que resulta aburrido.
Debo decir que el libro por supuesto tiene su parcialidad, el escritor es austriaco y es imposible no percibir una mala disposición contra Francia e incluso contra Francisco José I, hermano de Maximiliano. Me sorprendió un poco que casi no "se mete" con los mexicanos, aunque lo más probable es que carezca de gran información proveniente de México, pues las fuentes consultadas, mayormente son europeas, casi todo el libro está redactado y usa cartas particulares y oficiales de Maximiliano, Carlota, los emperadores franceses y las autoridades austríacas, belgas, Etc. Yo ya pensaba obviamente que sería así por lo que definitivamente debo leer un libro mexicano sobre esta parte de la historia para hacerme una idea real, aunque confieso, como lo dije al inicio, que mi mayor interés era conocer más al segundo imperio francés y también a los emperadores mexicanos. Claro, debo decir que las fuentes del escritor son valiosísimas, sólo apunto que el enfoque es parcializado. Pero qué suerte y qué alegría poder leer en español (traducido por la editorial del Fondo de Cultura Económica) cartas íntimas y documentos que de otra manera no se hubiera podido leer, pues mucho está en alemán, y qué pena que no se hayan traducido otras obras del autor como me hubiese gustado leer de la emperatriz Sisí o del mismo Francisco José.
Puedo ver desde luego el ensamblaje histórico de la Expedición desde un punto de vista parcial y sacar excelentes conclusiones. Fue interesante conocer los planes de la emperatriz Eugenia, de Napoleón III, de Maximiliano, Etc. Visto de lejos se ve que tuvo intenciones claras (no correctas diría) que brindarían beneficios a muchos países europeos. No sólo ello, desde un punto de vista más amplio el colocar un imperio católico venía a ser un freno ante el protestantismo yanqui que cada vez era más creciente. Napoleón III ambicionaba frenar el expansionismo norteamericano, que hace no muchos años antes de estos acontecimientos, había anexionado descaradamente territorios extensos de los mexicanos con violentas guerras. Pero, por supuesto, es fácil decirlo de afuera, pero poniéndonos en el lugar de México, todo es muy diferente, si fuera el propio país el que iba a ser sacrificado a intereses extranjeros por más de "bellas ilusiones" pues es un problema terrible. Pues reconozcamos que muchas de las ideas de aquella época se usaban para el colonialismo en todo el mundo; pero también hay que decirlo no se trató de una invasión impuesta sino que hubo un porcentaje de los mismos mexicanos que la pidieron, aceptaron y apoyaron, por lo menos al inicio.
El libro es tan extenso que a veces sí puede aburrir, sobre todo por la precisión de las fuentes, se mencionan un número enorme de cartas y papeles públicos que podrían haberse reducido un poco, por momentos la profundidad de algunos eventos no tan importantes te desvía un poco de todo el objetivo de la obra. Me encantaría poder dar un resumen más largo pero me sería muy penoso, desde ya les digo que pueden aprender mucha historia de aquí e incluso de política.
Empieza describiendo brevemente el estado de México antes de la intervención. Luego la importancia que tuvieron los "emigrados mexicanos" en la generación de la intervención. Hubo una combinación demoníaca podríamos decir de circunstancias que llevaron a la imposición e incluso fin del Segundo Imperio Mexicano. José Manuel Hidalgo conocía muy bien a la emperatriz francesa Eugenia de mucho antes de su ascensión y por tanto junto con Gutiérrez de Estrada inocularon en ella el germen de qué beneficioso sería para Francia colocar un gobernante europeo que aliado a ellos dé beneficios a ambas naciones. El asedio no fue corto ni fácil, Hidalgo dedicó gran parte de su porte y galantería para poder repitiendo incansablemente ese proyecto tener influencia sobre la emperatriz.
De otra parte venía Fernando Max, hermano del emperador de Austria, Francisco José, quien tenía mucho interés en poder cumplir algún papel importante, no sólo por él sino por la leyenda de los Habsburgo, y está bien claro de qué manera sentía una fascinación por el rey español Carlos V, antepasado ilustre de su dinastía, pues siempre quería que su nombre fuera grabada al lado de algún evento glorioso. Mientras tanto su hermano veía en él una gran amenaza y primero lo puso de gobernador de Milán para luego poder apoyar de alguna manera su alejamiento a América.
Debo decir que tanto Maximiliano como Carlota fueron educados muy refinadamente y se nota pues aunque manifiestan ambición y terquedad en momentos trascendentales, por demás está decir que tienen inteligencia aguda, buenas maneras, sensibilidad y sobre todo una comprensión rápida y adecuada de la política y estado de su tiempo. En ese punto ambos me han sorprendido.
Luego está el paseo de Fernando Max por Europa, es muy interesante leer las cartas "envidiosas" que manda a sus hermanos en Viena sobre las distintas cortes europeas, en parte las alaba, en parte siempre nace su deseo de no considerar inferior a Austria a todas ellas. Los momentos en que conoce a los emperadores franceses es imperdible. Y se nota claramente el afecto que llegaron a tenerse Napoleón con él. Pues luego de un rechazo e impresiones negativas, Maximiliano se rindió ante la franqueza y buen trato de Napoleón, se nota esto casi desde el inicio hasta el fin de su relación en malos términos. al final Maximiliano sucumbió al encanto francés. Pronto, Maximiliano es asediado por las cortes para buscar esposa y el rey Leopoldo de Bélgica inicia su acercamiento de su hija Carlota al joven príncipe austriaco. Ambos son enviados posteriormente a Milán donde inician un gobierno en una Italia que ya está en efervescencia por la independencia y en medio de la terquedad de su hermano que lo llega a desamparar debe dejar el trono con su esposa, viviendo luego en su hermoso palacio de Miramar, sede de ambos esposos.
En esta situación México habiéndose negado a pagar las deudas que el gobierno de Miramón tenía con las potencias europeas y con un mal manejo de las relaciones exteriores de Benito Juárez hace que media Europa se le venga encima. España, Francia e Inglaterra se ponen de acuerdo para invadir el país y exigir los pagos. Prim, el general español, que luego tendría una gran importancia en su país sin esperar a los demás invade México y Napoleón III logra asumir el mando general. A pesar de un convenio firmado por las tres potencias, se ve rápidamente, que todas dejan sola a Francia. Llega a ser esto un problema para Napoleón pues derrotado inicialmente por los mexicanos se trata de una cuestión de honor y piensa en poder instalar a un príncipe europeo en acuerdo con los mexicanos exiliados en Europa quienes aseguran una y otra vez que México muere de entusiasmos por ser gobernado por un príncipe y que aseguran el apoyo de una gran importante cantidad del país. de otra parte, el duque de Morny, hermanastro del emperador tiene importantes relaciones con empresarios quienes tienen intereses en México, todo parece listo para el inicio de la instalación de un imperio europeo en México. Y lo es, una serie de "buenas circunstancias" muchas de ellas endebles hace pensar a los emperadores franceses que la apuesta, aunque peligrosa, es segura.
Y para ello llaman a Maximiliano, éste muy prudente, solicita garantías y apoyo extranjero. ¡Vaya, qué difícil decisión! pues hace poco Francia acaba de ganar una guerra a su propio país, Austria, en alianza con Italia y le ha quitado importantes territorios. Francisco José incluso apoya la empresa, me parecía increíble, al inicio pensar cómo muchos pudieron aceptarla pero un conjunto de circunstancias favorables y vistas de un solo punto de vista (el europeo) cegaron a muchos de ellos para aceptarlo. Sin embargo, la pacificación de México fue difícil y pasó muchísimo tiempo para que Maximiliano asuma el imperio desde la propuesta, lo cual debió hacer pensar al príncipe austríaco de lo difícil de la empresa. Hubo idas y venidas, dudas y resoluciones, Maximiliano se aferró a los consejos sobre todo de su suegro, el rey Leopoldo de Bélgica, especia de gurú de la política, y opino personalmente, que tenía ideas muy buenas (nuevamente bajo el punto de vista europeo) en toda su política, sabía cómo tratar a Napoleón, cómo presionarlo, qué estrategia seguir e incluso aconsejó a Maximiliano en lo que debía exigir para aceptar tan arriesgada empresa. Lamentablemente Maximiliano no siguió su propia palabra y cuanto el tiempo transcurría y las amenazas de dar a otro el título de emperador apareció él aceptó la expedición sin las garantías completas, sobre todo del apoyo inglés, que en la práctica jamás existió. Hubo mucha gente que trató de hacerle desistir, sobre todo Inglaterra que de inicio a fin se opuso al proyecto.
De parte de Napoleón III los errores fueron tremendos, si bien tal vez la intención durante mucho tiempo fue verdadera y sincera, le interesaba desde luego que la empresa saliera muy bien. Pero limitó demasiado a Maximiliano. Mediante sus comandantes del ejército que se sucedieron: Lorencez, Forey y Bazaine, nunca permitió la formación de un ejército mexicano propio como debió haberlo hecho por principio elemental, así mismo cargó a Maximiliano con mucho dinero de deudas y trató de controlarlo en muchos aspectos. La conducta de Bazaine, sobre todo, que seguía con Napoleón III un plan muy distinto, constituyó la base para la imposibilidad del asentamiento real del imperio mexicano. Bazaine, gracias a sus constantes victorias logró un gran prestigio en el ejército y Napoleón, quien no veía adecuadamente la situación por estar tan lejos. Bazaine se encargó de dar reportes contrarios o bastante falsos sobre la real situación del país. Así, con Napoleón y Bazaine decidiendo; los correos entre Napoleón y Maximiliano no podían ser efectivos al cien por ciento. Me resultó bastante interesante el grado de confianza y de trabajo que habían entre ambos imperios: el francés y el mexicano. Las correspondencias entre Carlota y Eugenia también son de lo más interesantes. Ambos imperios trataron de trabajar por lo menos al inicio muy duro y dedicadamente por el bien de ambos países y el esfuerzo se nota. Caso contrario fue el de la Iglesia mexicana, es increíble ver cómo se opuso, no por sentido patriótico, sino por interés económico desmedido. Maximiliano venía en parte justo a ayudar a la Iglesia a recuperar parte de su posición en el país, pero ellos, cegados en querer que se les restituya todos los bienes expropiados por Juárez, nunca apoyaron a Maximiliano, lo cual resulta no sólo testarudo sino increíble de creer.
No hablaré mucho de lo que Maximiliano trató de hacer en México porque el libro tampoco da tantos detalles de su plan de gobierno, habla sí de sus ideales de buscar el apoyo de los indígenas, de su gran sentido liberal que fue en parte apoyado por Napoleón, aunque luego éste se quejó de falta de autoridad y firmeza, y éste para mí es un punto conflictivo. He visto muchos comentarios que a Maximiliano le faltó carácter, es bastante fácil decirlo, pero él creyó que siendo indulgente con los enemigos e incluso invitándolos podría ganarse a ellos, eso no llegó a suceder. Más bien luego por ser autoritario fue criticado de despiadado, es muy difícil poder tener la aprobación de todos. Si le faltó fortaleza para soportar todo eso puede ser cierto, pero sus decisiones fueron calculadas para lograr un balance de la mejor manera. Ambos emperadores trataron de adaptarse a México lo más que pudieron, y aunque eso a algunos les decepcionó, llegaron a cumplir su objetivo, llegaron a aprender el español en buen nivel, disfrutaron de los paisajes mexicanos, vestían incluso a la usanza mexicana. Se puede decir casi que se olvidaron de Europa para trabajar por el país.
Las guerras internas fueron bastante exitosas pero eran muy costosas, en parte por Bazaine quien exigía unas sumas enormes para sus victorias discretas y muy lentas. Para entender la caída del imperio desde luego hay que referirnos a las terribles circunstancias que pasaron: falleció el duque de Morny, gran interesado económicamente en el imperio, falleció el padre de Carlota, el rey belga Leopoldo, y su hijo Leopoldo II tuvo un total desinterés y no dio ningún apoyo a México, falleció el único ministro inglés que había tenido cierta indulgencia con el proyecto. Y luego vinieron las terribles nuevas de la victoria de la Unión estadounidense, que al fin logró imponerse y terminar la Guerra de Secesión, y amenazó duramente a Francia y a México. Luego de esto vino la derrota de Austria por Prusia y la amenaza constante de Bismarck a Francia. Que ya desde ese tiempo empezaba a tratar a Francia con marcado descaro y hablando de guerra.
La situación financiera de México, las enormes sumas que debía a Francia, hizo que mucho tiempo antes del fin los políticos franceses presionaran a Napoleón de abandonar a Maximiliano, era virtualmente imposible que Napoleón se imponga a su propio gobierno y poder seguir apoyando a México y fue casi obligado a abandonar a Maximiliano. Tenía a media europa revuelta y necesitaba tener todo el ejército y recursos disponible. Es curioso pensar que esa necesidad tan apremiante de Napoleón y lógica al final no sirvió de mucho, pues en la Guerra franco prusiana de tres años después alrededor de 100 000 franceses se rindieron casi sin luchar. Hubieran bastado quizás 20 ó 30 mil para poder lograr el apoyo a Maximiliano, pero en cambio, se le negó y una cantidad abrumadora de franceses terminó sin pelear y el imperio francés se derrumbó.
El libro desde luego también nos habla del viaje de Carlota a Europa y su gran ambición e interés pues fue ella la que convenció a Maximiliano a no desistir a pesar de la evidente falta de apoyo de Francia y sus comunicados claros. Carlota se negó a ver la realidad y lo convenció de persistir por el honor de su familia y ella misma trabajó incansablemente por buscar apoyo en Europa. Allí empezaron signos de su locura seguro desencadenadas por el terrible estrés y angustia de no poder lograr nada a pesar de la gran aflicción de los emperadores franceses. El fin de Maximiliano sólo testimonia su gran nobleza y valentía que la verdad no deja lugar a dudas. Quiso salvar ante todo a sus generales Miramón y Mejía y muchas veces por guardar su honor lo antepuso a su propia vida.
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