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"Los lobos no piden perdón" es una novela que me ha costado acabar de leer y además digerir durante su lectura. Tiene partes positivas, como la crítica social que se realiza durante toda la novela referente a la pena de muerte, a la cadena perpetua, las leyes frente a los delincuentes, asesinos... localizar en dónde está el límite moral de decidir si otra persona debe de morir. Si las pruebas son fiables, o como al final descubrimos pueden estar manipuladas y ser todo un espejismo, en cuyo caso condenas a morir a un inocente.... todo está en una línea muy fina que es muy fácil traspasar, para bien, o para mal. En este caso, tenemos a Onofre Castro, Secretario de Estado de Justicia, que se encuentra en la cárcel de Teixeiro, por ser el presunto asesino de nada más y nada menos que 7 mujeres. La sociedad está conmocionada ya que nada hacía presagiar que fuese capaz de ello. Onofre consigue que la jueza le acepte entrevistar con nuestro protagonista, un periodista llamado Carlos Wolverine, quién pronto pasa de ser un novato desconocido, a ganar el pulitzer gracias a los artículos que publica tras sus charlas con Onofre. Carlos consigue que toda la sociedad se replantee de nuevo las leyes y la eficacia de las mismas. Descubrimos que una vez más el dinero y la extorsión todo lo pueden. En un mundo en el que una vez más hay gente capaz de hacer y deshacer a su antojo e interés, parece que todos los demás somos marionetas en sus manos, y así nos lo demuestra Carlos durante su aventura con Onofre. La parte negativa, es que la historia en muchos puntos me resulta tediosa, algo aburrida y que no avanza. No es hasta el final del libro que tiene algo más de acción y se lee con más ganas por saber finalmente lo que ocurre con Onofre... pero hasta llegar a este punto, en más de un momento he dejado de leer para ponerme con otra lectura por que no podía con ello. |
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