De las ciudades vuestras tumbas

En esta novela Víctor Conde trata con mucho respeto la figura del vampiro, concediéndole los atributos de crueldad y cinismo que tradicionalmente han adornado a este mito. Este ser, tan castigado en los tiempos que corren en el cine y la literatura al humanizarse tremendamente en ocasiones, recupera en esta historia su personalidad despiadada y sangrienta, con pasajes muy salvajes y grandes dosis de terror. Este terror evoluciona inteligentemente a lo largo del libro: al principio se trata de un miedo intangible, escondido, que acecha en la oscuridad, del que poco se sabe y sólo se intuye porque Jarek lo ha construido a base de recuerdos de otros y por experiencias que intenta borrar convenciéndose de que no podían ser reales. Pero luego se golpea con la brutal realidad y se enfrenta directamente a la heladora e impía naturaleza de este ser, capaz de las peores locuras.
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