—«El valle del terror» —contestó la señora—. Esa solía ser la frase que empleaba al hacerle yo alguna pregunta a ese respecto. «Yo he vivido en el valle del terror... y todavía no he salido de él». «¿No vamos a salir nunca del valle del terror?», le preguntaba yo cuando lo veía más serio que de costumbre. «A veces pienso que no saldremos nunca», me contestaba.
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